
En medio de una gira discreta pero estratégicamente calculada por Sudamérica, José Antonio Kast, presidente electo de Chile, hizo una breve escala en Lima.
El futuro mandatario chileno dejó un mensaje claro, según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores: el Perú será su primer destino internacional en 2026.
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Kast se reunió con el canciller peruano, Hugo de Zela, antes de continuar su viaje hacia Ecuador, donde tiene previsto encontrarse con el presidente Daniel Noboa. Aunque breve, el encuentro sirvió para adelantar prioridades y marcar el tono de la relación bilateral que se avecina.
Según informó la Cancillería, durante la reunión de cortesía el presidente electo chileno subrayó la necesidad de fortalecer el trabajo conjunto entre ambos países, especialmente frente a dos desafíos compartidos: la inseguridad y la migración irregular. Un mensaje que cobra especial relevancia en un contexto de tensión creciente en la frontera sur del Perú.
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Desde el Ejecutivo, el tema no pasa desapercibido. El presidente José Jerí ha reconocido que su Gobierno busca “fijar algunos criterios” con Chile para ordenar el flujo migratorio y evitar nuevos desbordes, sin descartar incluso la creación de un corredor para casos estrictamente humanitarios.
La frontera entre Tacna y Chile se ha convertido en un punto sensible. A fines de noviembre, el Gobierno peruano declaró el estado de emergencia en varios distritos de la región, permitiendo que las Fuerzas Armadas respalden a la Policía Nacional en el control fronterizo. La medida refleja la urgencia con la que Lima observa el problema y explica por qué la visita de Kast -aunque fugaz- tiene un peso político mayor al que aparenta.
La confirmación de una visita oficial en enero anticipa que el diálogo entre Perú y Chile no esperará a los cambios de mando. Al contrario, ambos países parecen apostar por adelantar coordinaciones en un escenario regional marcado por la presión migratoria, la inseguridad y la necesidad de respuestas conjuntas.








