
La posible llegada de José Antonio Kast a la presidencia de Chile no solo genera inquietud entre los chilenos, sino también entre otros países de la región, incluido el Perú, debido a sus propuestas sobre el control de la migración irregular.
Una gran movilización de migrantes llegó hace unos días a la frontera Tacna – Arica, ante las declaraciones de Kast, quien anunció que, de llega al poder, expulsará a los extranjeros indocumentados.
“Si ustedes lo hacen voluntariamente, pueden llevarse todos sus recursos. Si no lo hacen, vamos a aplicar la ley. Si usted no se va voluntariamente, lo vamos a detener, lo vamos a retener, lo vamos a expulsar, y se va a ir con lo puesto”, advirtió el político chileno.
Ante esta situación, el presidente peruano José Jerí declaró estado de emergencia en varios distritos de la región de Tacna, frontera con Chile, con el objetivo de que las Fuerzas Armadas puedan apoyar a la Policía en el resguardo de la zona.
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Las economías ilegales
Carlos Casas Tragodara, investigador CIUP y profesor de posgrado de la Universidad del Pacífico, mencionó que los migrantes podrían estar involucrados en economías ilegales. A modo de ejemplo, dijo que podrían estar pagando a intermediarios para cruzar fronteras y avanzar hacia otros destinos como Ecuador, Perú o Venezuela.
Esto, a su vez, alimentaría redes de trata y tráfico de personas.
“Tanto la trata de personas, como contrabando, son dos componentes de la economía ilegal que podrían afectar (a los migrantes). Si gana el candidato Kast, el flujo de personas que van a querer salir de ese país será mayor”, añadió.
También explicó que, ante la necesidad de recursos, los migrantes podrían involucrarse en el contrabando, especialmente en la zona de triple frontera entre Bolivia, Chile y Perú; descrita como un lugar muy transitado y con menor control estatal.
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Casas también alertó la posibilidad de que algunos migrantes se integren a bandas criminales ya instaladas o emergentes en el sur peruano.
“Esto podría afectar las economías de Tacna y Moquegua, inclusive, porque sería como una oportunidad para ampliar este tipo de actividades de extorsión, de delincuencia, etc. (…) Se trasladaría la actividad de economía ilegal e inseguridad a estas ciudades, donde hay dinero", señaló.
Un escenario diferente sería en Arica, debido a que Chile tiene un política migratoria rígida.
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“Por más controles que haya, la frontera es bastante grande. Chile está más organizado para expulsar, que Perú para evitar que entren”, añadió.
Por otro lado, el docente se refirió a la exportación ilegal de oro como otra actividad que podrían practicar de forma informal.
“Perú produce oro, Chile no. Pero cuando uno ve las cifras, resulta que Chile exporta oro. Entonces, implicaría la posibilidad de crear un corredor para sacar el oro desde Perú hacia Chile”, puntualizó.
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¿Se puede hacer algo desde la diplomacia?
Miguel Rodríguez Mackay, internacionalista y excanciller, sostuvo cualquier arreglo bilateral debe considerar que la “carga” principal del problema recae en Chile y no en Perú; y que nuestro país solo puede “coadyuvar” y ofrecer espacios para la solución, pero no asumir el problema como propio.
“Chile debe valorar varios escenarios. El primero de ellos es que hay que levantar el teléfono y hacer una diplomacia ministerial o presidencial”, indicó.
El excanciller explicó que, como Perú y Venezuela no tienen relaciones diplomáticas vigentes, no existe un canal político-diplomático directo para gestionar el retorno o tratamiento de esos ciudadanos.
“El Perú tiene ya un problema gravitante de larga data de los últimos años. Cerca de dos millones de venezolanos que debe atender bajo una política migratoria. Entonces, mal haríamos concentrarnos en un proceso que puede estar muy bien en manos de otro país como Chile”, subrayó.
El internacionalista, respecto al comercio ilegal en la frontera por efecto de la crisis, afirmó que este se incrementará de manera evidente asociándose al contexto migratorio ya la debilidad del control estatal en la zona.
Sin embargo, consideró que esto sería más coyuntural y no necesariamente permanente, a diferencia de otras fronteras peruanas donde las economías ilegales son recurrentes.
“Coyunturalmente generará un impacto y hay que cuidar que eso no pase. No somos una frontera recurrente como la tenemos en el lado oriental. Esta es una frontera bastante coyuntural y seguramente, cuando todo pase, va a volver a la normalidad”, añadió.

Bachiller en Periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, con seis años de experiencia en prensa radial, escrita, digital e instituciones públicas.









