
La economía peruana acumula un crecimiento de 3.4% entre enero y octubre último, en un contexto de mayor dinamismo de la inversión privada y fortaleza del consumo de los hogares. El resultado ha favorecido a la gran mayoría de regiones: 20 de 24 registran tasas positivas al tercer trimestre.
El Instituto Peruano de Economía (IPE) proyecta que 21 regiones cerrarán este 2025 con un crecimiento de su economía, pero solo 5 de ellas superarán el 5% cuando en el pasado este grupo era más numeroso.
De cara a las elecciones –nacionales y subnacionales– es clave abordar los retos estructurales que enfrentan las regiones para agilizar los ritmos de crecimiento que permitan mejoras en la calidad de vida de la población.

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El norte lidera
La macrorregión norte muestra el mayor avance en lo que va del año (4.1%), principalmente gracias al dinamismo agroexportador.

En particular, el inicio temprano de la temporada de arándanos favoreció a La Libertad y Lambayeque durante el tercer trimestre. Además, la producción récord de paltas superó por primera vez 1.1 millones de toneladas en el año, con La Libertad como productora líder (26% de la producción nacional).
Esto se da en un contexto en que, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), las agroexportaciones alcanzarían este año un nuevo máximo histórico de US$ 15 mil millones. Este resultado contribuyó a que el norte también lidere en la creación de empleos formales, que aumentaron 10.9% entre enero y agosto.
El avance en el norte también fue impulsado por la pesca y la manufactura de derivados, como harinas y congelados. Ello responde al resultado favorable de la primera temporada de anchoveta, que alcanzó un máximo en siete años; así como a la mayor disponibilidad de especies como la pota.
Sin embargo, el sector se vería afectado en el último trimestre del año por una menor captura en la segunda temporada de anchoveta, cuya cuota máxima establecida es 30% menor a la del 2024 y es la más baja desde el 2017.
A esto se suman riesgos para el avance de obras públicas debido al recorte de los recursos asignados a la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), cuyo presupuesto se concentran en regiones de la costa norte. Así, por ejemplo, la inversión pública ya muestra retrocesos entre octubre y noviembre en Tumbes –región que también registra la mayor caída en su PBI–, Lambayeque, Piura, Lima y La Libertad.

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Resultados mixtos en el sur
El oriente es la segunda zona de mayor crecimiento al tercer trimestre (3.9%), debido principalmente a la mayor producción de petróleo en Loreto y del agro en San Martín. Le sigue la zona centro (3.2%), donde destaca Junín con mayores inversiones y producción de la mina Toromocho.
Mientras, Lima creció 2.9% impulsada por la recuperación de actividades vinculadas al consumo (comercio y servicios) y la reactivación de la construcción, en línea con el avance de la inversión privada.
En tanto, la zona sur tuvo el menor ritmo de crecimiento (2.5%) con resultados mixtos. Por un lado, Apurímac (21.9%) lidera el crecimiento a nivel nacional, impulsada por la expansión de la actividad minera en Las Bambas. También destaca Tacna (10%) como la segunda región que más creció, en gran parte por la recuperación del cultivo de aceitunas tras la normalización de las condiciones climáticas. Además, Ayacucho (5.2%) fue favorecida por las obras vinculadas a los Juegos Bolivarianos 2025.
Estos resultados contrastan con las caídas registradas en Cusco (-4%) y Moquegua (-1.5%). Cusco se vio afectada por menores leyes de mineral, que frenaron la producción en Constancia y Antapaccay; así como por la caída en la producción de gas.
En Moquegua, retrocedió la manufactura de derivados de cobre en Ilo, vinculado a la menor producción minera.
Como resultado, el IPE estima que Cusco y Moquegua, junto con Tumbes, serían las únicas tres regiones que cerrarían este año en negativo.
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Inversión minera en ascenso
La ejecución de proyectos mineros viene impulsando las economías regionales, principalmente del sur y centro del país. La inversión minera suma un avance de alrededor de 15% a octubre y cerraría el 2025 con su mayor ritmo desde el 2019, excluyendo el periodo de pandemia.

Ica lidera este avance con inversiones para la ampliación de las operaciones de Shougang. Le sigue Arequipa con el inicio de las obras de Tía María, que recibió la autorización de operaciones final en noviembre, luego de acumular más de 30 años de desarrollo.
El proyecto iniciaría operaciones en el 2027, con lo que la región aumentará su producción de cobre en 26%. También destaca Apurímac con las inversiones en Las Bambas, que permitirán que este año vuelva a ser la cuarta región minera más grande del país, según estimaciones del IPE.
Por otro lado, las inversiones mineras no despegan en el norte. Cajamarca es un ejemplo del desaprovechamiento de su potencial. Si bien este año el aumento en la producción de oro frente al 2024 (34%) impulsó su economía, el volumen producido resulta 54% menor que hace una década.
Yanacocha, su principal mina, se encuentra en proceso de cierre y no existen proyectos con fechas próximas de inicio. En ese contexto, la minería ilegal viene ganando terreno en zonas donde los proyectos mineros formales no avanzan, como Conga y Michiquillay.

Retos de largo plazo
El IPE estima que 21 de 24 regiones cerrarían el 2025 con un resultado económico positivo, similar al año previo.
Sin embargo, estamos lejos de recuperar los ritmos de hace más de una década: entre el 2010 y 2014, 12 regiones crecieron a ritmos por encima de 5% mientras que, este año, serían solo cinco.
Estas cinco regiones son Apurímac, Tacna, Junín, Cajamarca y Loreto.
Este menor dinamismo refleja la pérdida del potencial de crecimiento regional y una debilidad para desarrollar un mayor número de proyectos de inversión privada de gran envergadura.
Crisis política, mayor conflictividad social, tramitología e inseguridad figuran entre las causas. La gran consecuencia: una reducción de la pobreza en las regiones que se hizo más lenta durante la década pasada y termino agravándose a causa de la pandemia.

Sentar las bases para crecimiento regional sostenido
Paola Herrera, economista senior del IPE
El mejor desempeño de la economía en 2025 ha beneficiado a la gran mayoría de regiones. Sin embargo, los ritmos de crecimiento están aún lejos de los niveles de hace una década y la pobreza, aunque caerá este año, sigue por encima de sus niveles prepandemia.
Además, diversas regiones siguen expuestas a la volatilidad de sus principales sectores y a la ausencia de grandes proyectos, además de las amenazas de las economías ilegales.
En estas elecciones, el desafío central es sentar las bases para un crecimiento regional sostenido en mayor inversión privada como vía para un mayor impacto en el bienestar de las personas.








