
Luego de dos años desafiantes para la industria, los expertos anticipan que en 2026 el lujo volverá a mostrar resultados positivos. Estados Unidos seguirá liderando el consumo y mercados maduros como Europa y Japón continuarán siendo fieles al segmento. En China, el crecimiento del consumo será moderado pero presente, especialmente en marcas de joyería y productos de uso personal capaces de responder al deseo de diferenciación e innovación tecnológica que demandan los compradores.
El reciente cambio en las direcciones creativas de casas de moda como Chanel y Dior ha sido muy bien recibido y ha reavivado el interés de clientes fatigados por la ausencia de novedad y el incremento sostenido de precios. Los principales jugadores del segmento de lujo, sin embargo, concentrarán sus esfuerzos en elevar la percepción de valor de sus productos más que en ampliar la oferta de artículos de iniciación de menor precio. No obstante, la crítica al greedfaltion consolidará el crecimiento de marcas del segmento premium como Coach o Ralph Lauren, que han sabido leer a los consumidores jóvenes y cierran el año con excelentes resultados.

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La hotelería de lujo atraviesa una etapa dorada que continuará el 2026. Con un crecimiento que alcanzará los dos dígitos anuales en los próximos cinco años y tarifas de habitación cada vez más altas, el sector deberá enfocarse en satisfacer a un viajero que ha desdibujado los límites tradicionales entre estadías por negocios y viajes por placer. Cadenas hoteleras como Marriott o Accor ya han reestructurado sus operaciones para fortalecer una división transversal dedicada a crear experiencias de lujo en todas sus marcas, más allá del tipo de estadía del viajero. El enfoque wellness continuará acrecentándose en atención a la tendencia actual que favorece la venta de bienes y servicios que contribuyan al bienestar personal y la longevidad.

El uso de la inteligencia artificial continuará avanzando y se hará cada vez más presente en la comunicación y marketing de los negocios de lujo. Desde el lado de la demanda, esta herramienta será cada vez más utilizada para comparar productos y servicios, realizar compras estratégicas con la posibilidad de reventa y recibir consultoría a medida respecto a la idoneidad de la oferta en función a los intereses personales de cada consumidor.
En el plano local, la reciente llegada de la Guía Michelín para distinguir hoteles puede considerarse un primer paso para posicionar al Perú en el radar del lujo. Tanto la hotelería como la gastronomía tienen una oportunidad clara para posicionarse en el segmento desde la oferta. Pero, más allá del diferencial de producto que seamos capaces de ofrecer, el principal reto pasará por construir un activo intangible en el storytelling, consolidar el valor de las marcas y alinear la experiencia del cliente a los estándares internacionales de la industria.









