
Braedt no es solo una de las marcas más emblemáticas de la industria alimentaria peruana, también es el reflejo de una historia que combina herencia europea, adaptación local y diversificación. Con raíces que se remontan a hace 130 años en una familia de origen germánico y 74 años de presencia directa en Perú, la compañía ha sabido mantenerse sin perder el foco en su origen. Hoy forma parte de Sigma Alimentos, uno de los conglomerados más grandes de América Latina, pero sigue ocupando un lugar en la mesa cotidiana de miles de familias peruanas. Esta es su historia.
El camino de Braedt se remonta a 1885, en la región de Bistritz, en lo que entonces era parte del Imperio austrohúngaro (actual Rumanía, de mayoría alemana en esa época). Fue allí donde Friedrich Braedt y su familia se iniciaron en el oficio de la charcutería, elaborando embutidos artesanales con recetas propias. A lo largo de las décadas, expandieron su presencia en Europa Central y del Este, llegando a países como Hungría, Polonia, Austria y Suiza.
Sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial interrumpió este desarrollo. Ante la creciente inestabilidad política y social, la familia Braedt emprendió un proceso de migración forzada. Walter Braedt Falvay, descendiente directo del fundador, lideró el éxodo familiar hacia América Latina. En 1951, la familia se estableció en Perú, y dos años más tarde, en 1953, comenzó a producir embutidos de manera artesanal en su vivienda del distrito de Magdalena, adaptando las recetas europeas al paladar local.
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Inicio de la etapa industrial
El verdadero salto hacia la industrialización de Braedt se dio en la década de 1960. En 1966, la empresa construyó su primera planta industrial en San Isidro, Lima, dotándose de infraestructura moderna para aumentar significativamente su capacidad productiva.
En 1972, Walter Braedt Kostel asumió la dirección de la firma y al año siguiente trasladó las operaciones al distrito de Ate, donde consolidó un mayor ritmo de fabricación. Esta expansión permitió a Braedt alcanzar una producción superior a las 100 toneladas mensuales, sentando las bases de un portafolio que más tarde incorporaría embutidos finos, jamones artesanales y patés de alto valor agregado.
Durante la década de 1990, la cuarta generación de la familia -liderada por Walter Braedt Segú- introdujo un cambio decisivo en la industria local: incorporaron cámaras de maduración que replicaban condiciones europeas, tecnología clave para la elaboración de embutidos curados con un perfil gourmet. Esta innovación técnica posicionó a Braedt como pionera en el Perú en el segmento premium de carnes frías.
Los frutos de esta transformación no tardaron en llegar. Desde 2005, Braedt empezó a participar en el Concurso Mundial de la DLG (Sociedad Alemana de Agricultura), uno de los certámenes más importantes en Europa para alimentos procesados. Ese año, obtuvo cinco medallas; en 2006, ganó 14; y en 2007, alcanzó ocho.

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Paso a manos del grupo mexicano
El cambio más decisivo en la historia reciente de Braedt ocurrió en 2008, cuando Sigma Alimentos, subsidiaria del conglomerado mexicano Alfa y uno de los principales actores regionales en carnes frías y lácteos, adquirió la compañía peruana. En ese momento, Braedt operaba una planta moderna en Lima, contaba con alrededor de 450 colaboradores y proyectaba ventas por aproximadamente US$30 millones para ese año. Su portafolio incluía jamones, salchichas, chorizos y patés, lo que la convertía en una empresa consolidada en el mercado local.
Aunque los términos financieros de la operación no fueron divulgados, Alfa indicó que la compra se enmarcaba dentro de un plan de inversión de US$ 110 millones para Sigma durante 2008, orientado a su estrategia de diversificación geográfica en América Latina. Desde la perspectiva del grupo mexicano, la adquisición representaba una oportunidad atractiva para ingresar a un mercado con un alto consumo per cápita de carnes frías y un entorno macroeconómico favorable.
Luego de la compra, Sigma inició un proceso progresivo de integración operativa, incorporando a Braedt dentro de su red regional de producción y distribución. Esta integración permitió aprovechar sinergias logísticas, optimizar costos y fortalecer la oferta de productos en el mercado peruano, manteniendo al mismo tiempo el valor y reconocimiento de la marca local.
La operación no sería la única incursión de Sigma en el mercado peruano. En 2017, el grupo concretó también la adquisición de Supemsa, empresa local reconocida por sus marcas Otto Kunz y La Segoviana, reforzando aún más su posición en el país y ampliando su portafolio de productos y capacidades industriales en la región andina.

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La actualidad de Braedt
Las últimas décadas han estado marcadas por una estrategia sostenida de diversificación y crecimiento para Braedt. En 2018, la compañía lanzó “Braedt Balance”, una línea orientada al segmento de productos saludables dentro del rubro de embutidos. Al año siguiente, en 2019, amplió su portafolio con la incursión en el segmento de quesos, complementando su oferta tradicional con una gama que hoy abarca desde salchichas y chorizos hasta jamones artesanales y quesos de corte gourmet.
A nivel nacional, la compañía ha consolidado su presencia con una red de distribución que abarca las principales ciudades del país.
Recientemente, la empresa anunció que continuará apostando por el crecimiento de su línea de quesos, incorporando nuevos formatos y lanzamientos de manera progresiva durante el 2025. Asimismo, prevé la introducción de una nueva línea de chorizos con nuevos sabores, ampliando así su propuesta en el segmento de productos con valor culinario diferenciado.


Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.








