
De los 38 partidos políticos autorizados por el Jurado Nacional de Elecciones - JNE para participar en los comicios generales del 2026, solo 29 firmaron el documento. Los nueve partidos que no suscribieron la hoja son:
- Renovación Popular (Rafael López Aliaga)
- Ciudadanos por el Perú (sin planca presidencial)
- Fe en el Perú (Álvaro Paz de la Barra)
- Partido Demócrata Unido Perú (Charlie Carrasco)
- Partido Frente de la Esperanza (Fernando Olivera)
- Partido Patriótico del Perú (Herbert Caller)
- Partido Político Nacional Perú Libre (Vladimir Cerrón)
- Fuerza y Libertad (Fiorella Molinelli)
- Un Camino Diferente (Rosario Fernández)
De acuerdo con Roberto Burneo, presidente del JNE, el pacto ético es más que un trámite formal y demuestra que “el debate puede volver a las propuestas e ideas”, libre de “miedo y desinformación”.
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Desde el JNE enfatizaron a las agrupaciones políticas a respetar los parámetros éticos y utilizar responsablemente las redes sociales, especialmente en tiempos de inteligencia artificial, y evitar la difusión de noticias falsas o manipuladas.
“El voto informado es una necesidad democrática”, sostuvo.
¿A qué se debe el rechazo al pacto ético?
El psicólogo social Hernán Chaparro interpreta como una señal negativa que agrupaciones no firmen el pacto ético, lo cual responde a su estilo “neopopulista” y de mensaje emocional para transmitir al electorado su sensación de hartazgo hacia las instituciones.
“Ahora se valora la idea de decir las cosas directamente, incluso racionalizando el insulto, y muestra el rechazo a las normas, reglamentos y compromisos formales”, precisa a este diario.
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En tanto, Urpi Torrado, CEO de Datum Internacional, ve con preocupación que no se cumpla con los acuerdos básicos de la convivencia democrática, mas recordó que en elecciones pasadas “muchos de estos compromisos no evitaron campañas de guerra sucia que afectaron al clima político del país y la relación entre peruanos”.

Además, Torrado advierte que la sobreoferta electoral es un problema estructural del proceso democrático, lo cual puede traducirse en confusión para votantes y candidatos —y agravarse si no se cumplen los lineamientos éticos—. “Con tantos candidatos, es muy difícil que el ciudadano pueda elegir bien con un voto informado”, añade.
“Ellos contra nosotros”, los peligros del discurso confrontacional
Francesco Tucci, docente de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales de la UPC, advierte que hay una redefinición contextual de la racionalidad política, y que en contextos de crisis real como la inseguridad ciudadana, colapso económico o corrupción, la respuesta se adapta al fracaso institucional documentado, el cual ha sido heredado de figuras como Javier Milei, Nayib Bukele o Rodrigo Chávez (Costa Rica).
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En esa línea, argumenta que el marco “nosotros contra ellos” funciona a través de la:
- Simplificación binaria: transforma realidad multidimensional en oposición maniquea (pueblo vs. élite, nación vs. extranjeros, orden vs. caos).
- Identidad colectiva instantánea: el “nosotros” crea identidad que unifica votantes heterogéneos bajo resentimiento común. Esto es neurológicamente más eficiente que elaboración programática.
- Atribución de culpabilidad clara: el discurso populista asigna responsabilidad única a élites identificadas, activando emociones de venganza y justicia.
“En contextos de crisis económica, inseguridad o corrupción, el enojo parece producir movilización electoral superior. En América Latina, el fenómeno se manifiesta como ‘voto de castigo’ contra gobernantes agotados”, reflexiona.

Periodista con más de 5 años de experiencia en la cobertura de coyuntura económica e informes especiales en prensa escrita y digital.








