La persistencia de una inflación elevada, que es la que ha obligado a los bancos centrales a subir sus tipos, constituye el principal riesgo para la economía global señalado este martes por la OCDE, que también pone el foco en China, que está pasando por una fase de ralentización.
“Hay riesgos significativos”, señaló la economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Clare Lombardelli, al presentar a la prensa en la sede de París su informe interino de Perspectivas.
“La inflación puede ser más persistente de lo esperado”, avisó Lombardelli, que se refirió en particular al incremento del 25% desde mayo del precio del petróleo, que esta mañana rozaba el listón de los US$ 95 el barril de Brent.
En su informe, la organización prevé que la inflación en el G20, que subió hasta un 7.8% en 2022 por efecto del tirón de los precios de la energía y de los alimentos al calor de la invasión rusa de Ucrania, debería moderarse para quedar de media en un 6% en 2023 y al 4.8% en 2024.
En ese contexto, insistió en que la política monetaria “tiene que seguir siendo restrictiva hasta que haya signos claros de que las presiones inflacionistas remiten de forma duradera”.
El Banco Central Europeo (BCE) decidió la semana pasada la décima subida de su tipo director de referencia desde julio de 2022 hasta un récord del 4 %, en línea con lo que también ha hecho, por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos.
Para la economista jefe de la OCDE, “es necesario para reducir la inflación, pero doloroso”.
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Igualmente dijo que otro de los riesgos para la economía global es la situación en China, después de que la organización haya revisado a la baja sus previsiones de crecimiento tanto para este año (tres décimas, al 5.1%) como para el próximo (cinco décimas, al 4.6%).
Detrás de ese frenazo están, sobre todo, los elevados niveles de deuda y la situación del sector inmobiliario.
La OCDE mostró también su preocupación por la marcha del comercio internacional, que lleva tres trimestres consecutivos a la baja, con una caída del 2.5% en el intercambio de bienes en la primera mitad del año respecto al mismo periodo de 2022.
En los servicios, sin embargo, las cosas han ido mucho mejor, sobre todo de la mano del turismo, que ha seguido recuperándose rápidamente tras el parón durante la crisis del COVID.
La deuda pública en los países de la OCDE se ha incrementado en 10 puntos de producto bruto interno (PBI) desde la crisis del COVID, hasta el 113 % del PBI al terminar 2022, y esa cifra debería subir algo más este año y el próximo.
La economista jefe dijo que los países miembros tienen que tener en cuenta el elevado volumen de la deuda pública y al mismo tiempo ser conscientes de que tienen que prepararse para el envejecimiento de la población, la transición energética y la digital, que requerirán más gasto público en esos apartados.
Por eso apostó por aplicar “reformas estructurales ambiciosas” que permitan elevar el crecimiento potencial de la economía, que se ha ido recortando con el tiempo.
Fuente: EFE
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