
Los inversores están retirando dinero de Argentina a un ritmo cada vez mayor, lo que ha obligado a los responsables políticos a inyectar US$ 1,000 millones en el mercado de divisas en solo dos días para evitar una devaluación del peso que descarrilaría el plan de estabilización del presidente Javier Milei y volvería a sumir a la economía en una crisis.
Los profundos recortes de gasto y las reformas radicales del economista libertario fueron bien recibidos por los inversores globales poco después de que asumiera en 2023, desatando un repunte en los mercados financieros.
La inflación comenzó a ceder, cayendo por debajo del 100%, lo que apuntaló el apoyo a Milei durante un tiempo. Pero a medida que empezó a sufrir reveses políticos que minaron su capacidad de seguir impulsando su agenda, los bonos, las acciones y la moneda del país se desplomaron.
El derrumbe ha dejado al gobierno luchando por mantener al peso dentro de la banda de flotación establecida como parte de un préstamo de US$ 20,000 millones otorgado este año por el Fondo Monetario Internacional.
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El peso tocó esta semana el techo de la banda —alrededor de 1,475 por dólar— e incluso lo superó brevemente, generando nerviosismo entre los argentinos, acostumbrados a repetidas crisis cambiarias, de que estuviera gestándose otra.
Con la moneda cayendo casi a diario en las últimas dos semanas, las autoridades inyectaron más de US$ 400 millones para apuntalarla, impusieron controles más estrictos a las operaciones con divisas y buscaron tranquilizar a los inversores asegurando que no permitirán que el peso se hunda, lo que podría alimentar otra espiral inflacionaria.

También han tenido que intervenir en los mercados, gastando US$ 1,100 millones en solo tres días para apuntalar el peso. Las cantidades han aumentado drásticamente cada día —US$ 53 millones el miércoles, US$ 379 millones el jueves y US$ 678 millones el viernes—, lo que indica lo rápido que está empeorando el estado de ánimo.
“Confiamos plenamente en el programa y no nos vamos a mover de ahí”, aseguró el ministro de Economía, Luis Caputo, en un pódcast el jueves por la noche. “Vamos a vender hasta el último dólar del techo de la banda”.
Las medidas del gobierno hasta ahora han hecho poco por tranquilizar a los inversores, que han ido perdiendo confianza en la capacidad de Milei de transformar la segunda economía más grande de Sudamérica desde la dura derrota sufrida en elecciones locales que se interpretó como un presagio de las legislativas del próximo mes.
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Los votantes, que luchan por adaptarse a la desaceleración económica y el mayor costo de vida, se enfurecieron por los recortes al financiamiento de áreas esenciales como salud y educación y por un escándalo de corrupción que involucra al círculo íntimo de Milei. Con su popularidad en caída, la victoria de la oposición peronista en la provincia de Buenos Aires fue vista como señal de que no podrá avanzar con el resto de su agenda. Las derrotas sucesivas en el Congreso solo han aumentado la preocupación.
“Probablemente sea demasiado pronto para decir que la historia se está desmoronando, pero ciertamente la nueva información de la última semana ha sido toda negativa”, dijo en una entrevista Christine Reed, gestora de deuda en moneda local de mercados emergentes en Ninety One, Nueva York. “Las perspectivas de cara a las elecciones intermedias han empeorado drásticamente”.
Los inversores han salido en estampida. El S&P Merval tiene este mes el peor desempeño entre más de 90 índices bursátiles globales que sigue Bloomberg. Los bonos en dólares de Argentina lideran las pérdidas en los mercados emergentes en el mismo período, con los títulos con vencimiento en 2035 en su nivel más bajo en un año tras las dos peores semanas registradas. Los rendimientos, que estaban en 10.27% a comienzos de septiembre, superaron el 17%, devolviendo la deuda del país a territorio distressed.

La moneda ha perdido terreno casi todas las jornadas desde las elecciones en la provincia de Buenos Aires, con una caída de 7% justo después de conocerse el resultado.
“Al ritmo actual, el gobierno necesitaría US$ 9,750 millones para defender la banda hasta las elecciones”, dijo Santiago Resico, economista de one618 Group en Buenos Aires, tras la intervención del jueves. “Parece un costo demasiado alto para el gobierno y podría llevarlo a modificar el esquema cambiario”.
El banco central de Milei había levantado algunos controles de cambio y acordado dejar flotar el peso dentro de una banda que se expande gradualmente un 1% al mes en ambas direcciones, dividida uniformemente en incrementos diarios, como parte del acuerdo con el FMI. Una vez que el peso toca el piso o el techo de la banda —como ocurrió esta semana— las autoridades monetarias pueden intervenir directamente.
Pero incluso antes de que se intensificara la ola de ventas, el gobierno ya había tomado otras medidas para contener a la moneda. En los últimos meses, el Tesoro comenzó a vender dólares y el banco central recurrió a los mercados de futuros para estabilizar el peso ante el aumento de la presión. El gobierno también elevó los requisitos de encaje para absorber pesos y limitó la demanda de dólares de los agentes de bolsa.

El jueves por la noche, el banco central prohibió a accionistas y directivos de bancos operar dólares financieros, conocidos localmente como MEP y CCL, durante hasta 90 días después de comprar divisas en el mercado oficial.
El endurecimiento súbito de las reglas cambiarias marca un giro abrupto para Milei, un defensor del libre mercado que ganó las elecciones con promesas de dolarizar la economía y cerrar el banco central. Esas promesas atrajeron a inversores que veían la necesidad de un cambio radical para poner fin a un ciclo de crisis que llevó a defaults y a espirales inflacionarias.
La deuda del país ofreció algunos de los mejores retornos en los mercados emergentes en 2024, subiendo más del 100%, según datos compilados por Bloomberg.
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Algunos administradores de fondos, como Reed de Ninety One, aún no tiran la toalla. La gestora ha mantenido exposición a bonos locales del país, aunque cubriendo el riesgo cambiario ante la volatilidad del escenario —el gobierno probablemente no logrará una mayoría en el Congreso el próximo mes, sostiene, y tendrá que devaluar la moneda después de la votación.
“Incluso si se mantiene una política cambiaria insostenible durante las próximas semanas, si aumenta las probabilidades de ganar, creo que debería hacerse”, dijo. “Lo que el mercado busca ahora mismo es simplemente alguna prueba de que la administración entiende que está en una mala posición y que está cambiando su estrategia”.
Lo que dice Bloomberg Economics...
“El riesgo país ha superado los 1.500 puntos básicos, el banco central gastó más de US$400 millones para defender al peso y hay dudas sobre cómo el gobierno cubrirá las fuertes obligaciones de deuda en moneda extranjera de 2026 y 2027. Con el acceso al mercado internacional cada vez más lejano, el equipo económico de Milei enfrenta un margen de maniobra cada vez más estrecho”. — Jimena Zúñiga, analista geoeconómica, y Adriana Dupita, economista jefe adjunta de mercados emergentes
En los últimos días, los rivales de Milei en la Cámara de Diputados intensificaron su oposición a la agenda de austeridad del gobierno. Rechazaron dos polémicos vetos al gasto en educación y salud.
Se prevé que el Senado sea aún más hostil al gobierno, lo que implica que es probable que el aumento de gasto se apruebe. Las elecciones provocaron nuevas caídas en los activos del país, ya que anticipan problemas para la segunda mitad del mandato de Milei.
“El mercado ya está descontando una discontinuidad el 27 de octubre, bajo el supuesto de que el régimen de bandas expirará con las elecciones”, escribió Resico en un informe. “Esta fecha de vencimiento implícita erosiona la credibilidad cada día, haciendo más difícil defender el régimen, independientemente de los fundamentales”.








