Restaurantes buscando empleados desesperadamente en plena recuperación, largas esperas por la falta de conductores en empresas como Uber y Lyft. La economía estadounidense está mostrando un fenómeno insólito tras la crisis provocada por la pandemia: más puestos de trabajo que demandantes de empleo.
Una situación que los más críticos achacan al refuerzo de los subsidios por parte del Gobierno de Joe Biden y que algunos economistas interpretan como un simple reajuste del mercado laboral.
El débil dato de creación de empleo en abril, cuando se crearon solo 260,000 puestos de trabajo frente al millón estimado por los analistas, ha generado preocupación acerca de la situación del mercado laboral en la primera economía mundial.
“Me dijeron que cobraría más con los subsidios”
Las empresas de transporte privado con conductor son un ejemplo de lo que está pasando. Una de las conductoras que hace meses que no se pone al volante de su vehículo en Los Ángeles (California, EE.UU.) es la actriz Frida Quini, nombre ficticio por petición de la entrevistada, que decidió dejar de trabajar en diferentes lugares “gracias a las ayudas del Gobierno”.
“Un día paré de conducir, ser camarera y dar masajes porque una amiga me dijo que cobraría más con los subsidios de desempleo, las ayudas del Congreso y las de California. Y así sigo, mientras continuo formándome como actriz”, dijo Quini, que vive en un apartamento de protección social en uno de los barrios angelinos más populares.
En el momento álgido de las subvenciones públicas durante la pandemia, de abril a agosto, Quini llegó a cobrar más de US$ 1,000 semanales, mientras que ahora recibe unos US$ 500 cada siete días.
Estrategias para atraer trabajadores
Este caso, muy repetido en Estados Unidos según el sector empresarial y voces conservadoras, ha provocado que las empresas se esfuercen para atraer empleados.
La cadena de comida rápida Chipotle, una de las más populares de Estados Unidos, anunció esta semana una subida salarial de 15 dólares para atraer a más empleados; mientras que el consejero delegado de Uber, Dara Khosrowshahi, remarcó que la elevada demanda ha provocado que los ingresos por conductor aumenten y estén en niveles “históricos”.
La persistencia del coronavirus pese al levantamiento de las restricciones, el refuerzo de los subsidios por desempleo y las ayudas aprobadas por el Congreso y la lentitud en la reapertura de los colegios que obligan a padres y madres a quedarse en casa para cuidar de sus hijos son algunos de los argumentos esgrimidos para explicar este desinterés por parte de los trabajadores.
Gobierno “fomenta” la improductividad
Para el economista Rafael Marrero, director de una consultoría en Miami (Florida, EE.UU.) que se dedica a la contratación federal, las ayudas públicas durante la pandemia han fomentado la “baja productividad” del país, una situación que calificó de “lamentable”.
“Lejos de convertirse en un aliado de las pequeñas y medianas empresas, (el Gobierno) está fomentando la improductividad laboral a través de incentivos, como el subsidio de desempleo”, lamentó Marrero.
De hecho, una de sus clientas ganó recientemente un concurso público para contratar a 500 trabajadores para centros de vacunación, pero, según Marrero, “no puede conseguir empleados porque no quieren ir a trabajar por US$ 15 la hora”.
El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comentó la cuestión al señalar que la “ley es clara” en ese respecto, por lo que quien “rechace” un puesto de trabajo “adecuado” no podrá seguir cobrando subsidios de desempleo. Aunque Biden indicó que, por ahora, no ve “evidencia de esto”.
“No es escasez de empleados, es el mercado”
Algunos economistas señalan que lo que está ocurriendo es simplemente un reajuste entre la oferta y la demanda laboral a través de los salarios.
“Cuando los dueños de un restaurante no pueden encontrar trabajadores a unos sueldos que no son significativamente más elevados que antes de la pandemia, aunque estos sean potencialmente más peligrosos, eso no es escasez de trabajadores, es el mercado en funcionamiento”, explicó Heidi Shierholz, execonomista jefe del Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
Shierholz, en un informe para el centro de estudios Economic Policy Institute, remarcó que “los salarios para un trabajo con más riesgos y más complicado deberían ser más altos”.
En marzo pasado, el Congreso de Estados Unidos aprobó el tercer paquete de estímulo fiscal, por valor de US$ 1.9 billones, y que incluyó transferencias directas de efectivo de hasta US$ 1,400 a millones de ciudadanos y un fortalecimiento y una expansión de los subsidios de desempleo, así como ayudas a pequeñas y medianas empresas.
La tasa de desempleo, que el pasado año pasó del 3.5% en febrero al 14.7% en abril, cuando tuvo un mayor impacto la pandemia del COVID-19, ha ido disminuyendo cada mes desde entonces y en los cuatro primeros del año se ha situado en torno a 6%.