
En 2025, tanto la economía como los mercados financieros globales navegaron de manera más favorable de lo inicialmente esperado las aguas turbulentas generadas, principalmente, por las tensiones comerciales globales derivadas de las políticas arancelarias de D. Trump. Ahora, ¿qué vendrá para el próximo año?
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Por un lado, la trayectoria de la política monetaria de la Reserva Federal jugará un rol determinante en el desempeño de los mercados en 2026. Actualmente, las expectativas consideran alrededor de cuatro recortes de 25 puntos básicos (pb) en la tasa de interés desde su nivel vigente, llegando a 3% hacia el cierre del año. Esto asume, por parte de los inversionistas, que la autoridad monetaria responderá en mayor medida a los riesgos sobre el mercado laboral —evitando, en todo caso, una recesión— mientras las presiones inflacionarias se mantendrían relativamente contenidas. No obstante, existen riesgos en ambos sentidos: la tasa de arancel promedio de Estados Unidos se encuentra en su nivel más alto desde 1938 (alrededor del 15%), lo que podría generar disrupciones en el comercio y la producción globales, en un contexto en el que el comercio internacional fue muy dinámico en la primera parte del año, en anticipación a la entrada efectiva de los aranceles, lo que plantea inquietudes respecto de lo que ocurrirá una vez las empresas agoten sus inventarios. A su vez, esta anticipación de compras en la antesala podría implicar que una buena parte de los precios al consumidor aún refleje costos de producción previo a los aranceles —es decir, más bajos—, lo que supone riesgos al alza para la inflación en los próximos meses.
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En medio de este aparente dilema para la política monetaria, los mercados estarán atentos a la postura de la Fed tras la llegada de su nuevo presidente, uno de los grandes eventos de 2026. Buena parte del mercado estima que el banco central podría adoptar una postura más dovish el próximo año, lo que implicaría mayores recortes de tasas. En medio del debate sobre la independencia de la Fed, lo cierto es que reducciones de tasas mayores a las esperadas tendrían efectos significativos sobre los activos financieros: en principio, serían favorables debido a la mayor liquidez y menores tasas de descuento; sin embargo, también podrían intensificar las preocupaciones sobre el futuro comportamiento de la inflación en un entorno de fuerte impulso fiscal.
Así, las decisiones de política monetaria y los desarrollos en materia de las finanzas públicas serán factores determinantes para el comportamiento de las tasas de interés de largo plazo en los mercados de deuda. Justamente, las preocupaciones fiscales cobraron un protagonismo central este año no solo en EE. UU., sino también en países como Francia, Japón y el Reino Unido, y es de esperar que sigan siendo un factor clave en 2026. En el mercado accionario global, los resultados corporativos de las compañías tecnológicas serán críticos, en medio de crecientes inquietudes sobre si las grandes inversiones en inteligencia artificial seguirán pagando con muy altos retornos en un contexto de elevadas valorizaciones de sus acciones actualmente.
Por otro lado, la política monetaria y fiscal de Japón será clave para los mercados globales en 2026 por su importancia para las estrategias de carry trade —dadas sus históricamente bajas tasas de interés—, altamente rentables este año. En la medida en que actualmente se discute la posibilidad de varios aumentos de tasas por parte del banco central de Japón y se incrementan las expectativas de una política fiscal más flexible, estas estrategias de carry trade podrían volverse menos atractivas, lo que impactaría en activos de mayor riesgo. Y, por supuesto, no debe olvidarse el intenso calendario político de Latinoamérica —con elecciones presidenciales en Perú, Colombia y Brasil—, que tendrá efectos relevantes sobre los mercados locales.
En general, todo apunta a que el próximo año será especialmente interesante, con niveles de incertidumbre que se mantendrán elevados —una constante desde hace varios años—, pero también con atractivas oportunidades de inversión, como es usual. De acuerdo con diversas encuestas realizadas a inversionistas globales, el contexto esperado favorecería principalmente a las acciones de mercados emergentes, seguidas por las de EE. UU. y los commodities, incluido el oro. ¡Ya veremos!

Managing Director de Research y Economista Jefe de Credicorp Capital. Es economista por la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la misma casa de estudios. Cuenta con más de 20 años de experiencia. Previamente se ha desempeñado en cargos de docencia, investigación académica y del sector financiero.









