El último reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre la variación del Índice de Precios del Consumidor (IPC) es claro. En junio, tras 26 meses de alza, los precios en Lima Metropolitana tuvieron una ligera caída del 0.15%.
Esto llevó a que la tasa anual, correspondiente a los últimos doce meses, muestra un crecimiento de 6.46% en junio, menor a lo registrado en mayo (7.89%) y la más baja desde febrero del 2022.
Aunque no fue lo único que se desaceleró. El IPC de alimentos registró aumentó en 13.53% en junio, su nivel más bajo desde marzo del año pasado, cuando se ubicó en 11.80%.
¿Qué nos dice este cambio de cara al segundo semestre del 2023? ¿Seguirá perdiendo ritmo el incremento de los precios de los alimentos? Dos especialistas consultados por Gestión responden.
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¿Moderación?
Después que el alza de los precios de alimentos tocara ‘picos’ en meses pasados, el resultado de junio no solo se ubica en su nivel más bajo del 2023, sino también de los últimos 15 meses (ver gráfico).
De acuerdo al INEI, la variación de junio se explica por la disminución de alimentos como el pollo. Por ejemplo, el precio del grupo carne -donde está incorporada el ave- subió en 10.21% en junio 2023. Este es un resultado clave pues en mayo el incremento fue de 20.62%.
“Los principales elementos que explican esta variación tienen que ver con el pollo. Había registrado problemas con insumos como el maíz y la gripe aviar en la producción. Parece que se han aliviado. Eso va a contribuir a que el pollo se recupere y los precios se ajusten”, comenta a Gestión Victor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE) al respecto.
Por su parte, y de cara al cierre del 2023, Juan Carlos Odar considera que las cifras son alentadoras sobre una presión a la baja en los próximos meses, “aunque no está garantizado”.
“Es esperable su moderación, pero está el riesgo latente del efecto que pueda tener El Niño global. Podría atenuar o incluso revertir la tendencia a la baja que se observa hoy”, explica el director de Phase Consultores a este diario. Por ello, su pronóstico a diciembre es que la variación se mantendría en dos dígitos.
Fuentes, del IPE, coincide con su colega economista resaltando que el fenómeno climatológico podría afectar los precios de los alimentos en dos frentes: producción y distribución. Sin embargo, es optimista respecto a su variación en el segundo semestre del año.
“Debería seguir esta trayectoria de reducción. Salvo algún shock negativo muy fuerte, difícilmente regresará a niveles como los de enero y mayo. Pero, dependerá de El Niño”, sostiene.
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El impacto sobre los más pobres
Ambos especialistas coinciden en que la variación interanual del IPC de alimentos a junio es un buen indicador para los más vulnerables del Perú, ya que precisamente hay cambios en productos clave de la canasta básica familiar.
“De cara al resto del año la reducción en los precios para los hogares más vulnerables será mayor. Una proporción grande de su canasta es absorbida por este tipo de productos, junto a bebidas. Su ajuste será un alivio para ellos”, resalta Fuentes del IPE.
“Representan entre el 35% y 40% del gasto para las familias de menos ingresos. Si la inflación se mantiene alrededor del 10% en el año, solo alimentos podría explicar una subida del 3.5% o 4% para este grupo vulnerable”, agrega Odar.
El director de Phase Consultores también acota que su pronóstico para los más vulnerables estará sujeto al impacto que puedan sufrir otras variables de importancia como son los servicios médicos o transporte.
Sin alimentos y energía
La llamada inflación subyacente consiste en excluir del cálculo del IPC los rubros que suelen tener la más alta variabilidad en su contribución ponderada a la inflación, de acuerdo al Banco Central de Reserva del Perú (BCR). En Perú, se suele retirar a componentes como alimentos y energía, además de impuestos e intereses.
Al respecto, Odar señala que la tasa anual de este indicador se ha mantenido alrededor del 4.4% en el año. A su vez, agrega, está en descenso, aunque no tan rápido como se esperaría.
“La buena noticia es que el ritmo de subida de precios en general se está moderando, pero lo que no es tan favorable es que podría estar vinculado a una desaceleración económica y un menor dinamismo de la demanda interna. Por lo tanto, podría ser un riesgo tener una inflación decreciente de esa forma”, profundiza el director de Phase Consultores.
Por ello Odar espera que en los seis meses restantes del 2023 precios de insumos como combustibles y productos importados –que subieron velozmente– se corrijan. “Si el petróleo se normaliza, sumado a las tarifas de transporte y fletes, la industria local debería trasladar el precio a sus productos locales. Estaríamos camino a la normalización”, explica.