Gerardo López
Escribe: Gerardo López, Superintendente Nacional de la Sunat.
Mejorar el cumplimiento tributario y aduanero de los administrados es uno de los objetivos estratégicos de la Sunat, establecido en su Plan Estratégico Institucional (PEI) correspondiente al periodo comprendido entre los años 2024 y 2027.
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Incluir este objetivo en el PEI y definir indicadores que reflejen su cumplimiento implicó para nuestra organización un proceso interno de evaluación crítica de las causas que generan el incumplimiento –de 30.3% para el IGV y 40.5% en el caso del Impuesto a la Renta–, entre las cuales podemos encontrar:
- La necesidad de impulsar ante el Ministerio de Economía la simplificación de la regulación tributaria.
- La consolidación interna de un modelo de gestión en base a riesgos.
- El fortalecimiento de nuestra arquitectura tecnológica para prevenir y solucionar incidentes informáticos.
- La reducción de los costos de cumplimiento a través de servicios eficientes.
Estas tareas forman parte de los planes de gestión de la entidad y, sin duda, constituyen nuestro compromiso de mejora continua.
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Sin embargo, la mejora del cumplimiento se materializa en las acciones realizadas por los administrados, como, por ejemplo: inscribirse en el RUC, emitir comprobantes de pago, registrar sus operaciones, presentar declaraciones y pagar los impuestos oportunamente.
Estas obligaciones pueden tener distinto alcance debido a regulaciones sectoriales, tributarias o laborales, normas que crean exoneraciones, regímenes tributarios diferenciados, entre otros. Entonces, ¿cómo podría un contribuyente saber qué aspecto de su gestión fiscal debe fortalecer para mejorar su nivel de cumplimiento?
El Perfil de Cumplimiento Tributario y Aduanero surge como un “indicador” del nivel de cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes, que califica diversas conductas entre los niveles A y E, calculándose sobre la base de múltiples variables que se aplican individualmente a cada contribuyente, por lo tanto, es una evaluación única que refleja el nivel de cómo los administrados observan las normas fiscales.
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Esta calificación tiene como finalidad incentivar el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias y aduaneras, para lo cual se pueden establecer facilidades o limitaciones según el nivel de cumplimiento, así como mejorar la labor de control de la administración mediante la utilización eficiente de sus recursos.
¿Por qué es importante para cada contribuyente mejorar su perfil? Porque en un determinado momento, el nivel de cumplimiento tendrá efectos en la clasificación de buenos contribuyentes y en los procedimientos tributarios y aduaneros como, por ejemplo, los requisitos y plazos de los fraccionamientos, plazos de devoluciones, plazo para el levante de mercancías, entre otros.
Considero que el Perfil de Cumplimiento tiene también una utilidad adicional. Imagine un escenario en donde su empresa es sometida a una evaluación de compliance fiscal por una firma de auditoría externa, o que quiere ser evaluada para un crédito comercial, el otorgamiento de una carta fianza o una ampliación de la línea de crédito. Ante estas situaciones, una buena calificación del Perfil de Cumplimiento podrá ser compartida por la empresa con su evaluador y reflejar solidez en su gestión tributaria y laboral.
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Entonces, en un sistema tributario complejo como el nuestro, ¿de qué manera los contribuyentes pueden identificar qué “tuerca” ajustar para mejorar su gestión fiscal? Es ahí que el Perfil de Cumplimiento Tributario y Aduanero resulta una herramienta que permite transparentar cómo la Administración Tributaria visualiza a sus administrados, proporcionando además información relevante para que estos puedan autogestionarse.
Sin embargo, cada medida implementada es perfectible y por eso la norma ha previsto un periodo de marcha blanca, que permita a la Sunat y a los administrados gestionar la información y el proceso de calificación.
El Perfil de Cumplimiento Tributario y Aduanero nos ofrece una evaluación individual y un plan de mejora ad hoc, con lo cual se convierte en una herramienta de autogestión que responde al concepto de control preventivo.
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