Después de contraerse en alrededor de 0.5% durante el 2023, una suma de condiciones financieras más favorables, acciones de política fiscal destinadas a sostener el gasto público y una leve recuperación de la inversión privada, deberían llevar a que la economía peruana crezca durante el 2024, cerca de 2.5%.
La clave para que estas previsiones se cumplan radica en : (1) la estabilidad institucional del país y (2) la manera en la que esta última es percibida en el exterior. Cualquier evento no anticipado que pudiese debilitar el marco institucional en el que se desenvuelven los negocios podría dañar, aún más, la confianza empresarial y la imagen de nuestro país en el extranjero. En ambos casos, el resultado sería una retracción de la inversión privada y, consecuentemente, crecimiento por debajo del 2.5% esperado.
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La posibilidad de una recuperación económica es precaria mientras exista debilidad institucional; esa vulnerabilidad se hace evidente en múltiples formas:
En primer lugar, el volumen transado en la Bolsa de Valores de Lima alcanzó en el 2023 solamente el 29% del máximo alcanzado en el 2017 y 41% menos que lo negociado en el 2022. En particular, la participación de inversores extranjeros en la BVL se ha reducido desde el 33% observado en el 2015 al 8.6% registrado en 2023.
En segundo lugar, el porcentaje del stock de bonos soberanos en manos de extranjeros alcanzo el 36.4% en el 2023, 15pp menos que lo alcanzado a fines del 2020 y 20pp menos que su máximo histórico de 2013.
En tercer lugar, si bien la clasificación de riesgo de la República del Perú sigue siendo una de las más altas de la región, todas las clasificadoras importantes tienen a la deuda soberana con perspectiva negativa debido a la impredecible la situación política.
En cuarto lugar, el Gobierno podría incumplir, por segundo año consecutivo, con su propia regla de disciplina fiscal. Esto, a pesar de que tanto la política monetaria del BCR como los términos de intercambio y las condiciones financieras externas son favorables para el crecimiento. Mas que hacer política fiscal anticíclica, durante el 2024 se tratará de compensar con gasto del gobierno los reducidos niveles de confianza empresarial y del consumidor.
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Los últimos 10 años consecutivos de bajo crecimiento han repercutido en un aumento en la tasa de pobreza. A fines del 2023, el porcentaje de peruanos que viven en pobreza se habría incrementado a 33%; 10pp más de lo registrado en el 2019 cuando el nivel de pobreza en la población alcanzó su nivel mínimo.
De la misma forma, todo evento que fortalezca el marco institucional repercutirá en mayor crecimiento y menos pobreza. La economía peruana necesita inversión privada y, en particular, inversión extranjera para crecer. El entorno externo rara vez ha sido tan favorable. Por un lado, la esperada reducción de tasas de interés en los países desarrollados debería despertar el apetito por invertir en mercados emergentes. Por el otro, la tendencia global a establecer cadenas de suministro regionales constituye una oportunidad sin precedentes para vincular nuestro crecimiento económico con el de los EE. UU. Hasta el momento, en la region, solamente Mexico ha tomado ventaja de esta tendencia.
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