Azoteas reconvertidas en viviendas, huertos o parques. Frente a la escasez de espacio urbano y al cambio climático, la ciudad holandesa de Róterdam apuesta por la vida en las alturas.
Durante un mes, puentes temporales unen los tejados de los edificios del corazón de esta ciudad portuaria, a través de los cuales los visitantes podrán descubrir ideas para ocupar estos espacios a menudo infrautilizados en uno de los países más densamente poblados del mundo.
La idea es convencer a los holandeses de que la ciudad tiene todas las de ganar si se desarrolla “en capas”.
“Las ciudades no ven el potencial de estos espacios que tenemos encima y que no utilizamos”, explica Léon van Geest, director de la asociación Dakendagen, que impulsa esta iniciativa.
Incluso en Róterdam, que va bastante por delante del resto de Holanda y es conocida por su efervescencia arquitectónica, “apenas se utiliza el 3% de los tejados planos”, frente al 1.8% en el resto del país, señala.
Para fomentar su uso, este recorrido por las alturas, que dura unos cuarenta minutos, mostrará hasta el 24 de junio turbinas eólicas, paneles solares, obras de arte, ejemplos de biotopos y hasta pistas de aterrizaje para drones.
Se puede descubrir también una maqueta de un proyecto piloto de una “ciudad en las azoteas”, a la espera de la aprobación de las autoridades municipales, donde se cultivaría y se instalarían pequeñas casas construidas con materiales sostenibles.
“Estoy convencido de que esto se hará realidad”, dice Van Geest. A medida que la población se hace más urbana, “el espacio se está convirtiendo en un bien escaso en la ciudad, por lo que habrá que aprovechar los tejados”.
‘Una ciudad verde sobre la ciudad’
Holanda es especialmente vulnerable al cambio climático porque aproximadamente un tercio del país está por debajo del nivel del mar.
Transformar la ciudad podría llevar décadas, admite Van Geest, pero el recorrido ofrece una visión de las iniciativas que han tenido éxito, destacadas durante los “Días de la Azotea”, organizados por su asociación desde hace seis años.
Entre ellas está el popular “DakAkker” (campo en el tejado, en holandés), un espacio de 1,000 metros cuadrados en la sexta planta de un edificio donde crecen verduras, frutas y flores comestibles.
Emile van Rinsum, director del Centro para el Medio Ambiente de Róterdam y uno de los fundadores de la iniciativa, explica que su ONG inició este proyecto en la azotea del edificio donde estaban sus oficinas hace casi diez años.
Su espacio fue la primera y “mayor granja en un tejado” de Europa, dice, antes de ser superado por iniciativas similares en Bruselas, Copenhague y París.
“Es estupendo” trabajar a pocos pasos de este espacio verde único y tranquilo en medio de la ciudad, afirma entusiasmado.
Parte de la producción se entrega a establecimientos de Róterdam, y el restaurante situado junto a los cultivos está siempre lleno. “Es un lugar muy popular”, dice.
Una de las ventajas de utilizar los tejados es el almacenamiento de agua en la ciudad, ya que el cambio climático hace que las lluvias sean cada vez más imprevisibles, señala.
El espacio en el que crecen sus cultivos puede almacenar hasta 60,000 litros de agua, dice el holandés.
“Necesitamos muchos más” de estos biotopos en las alturas, que además ayudan a refrigerar los edificios, insiste, para crear una “especie de ciudad verde sobre la ciudad”.
Desde el 2018, su organización también prueba un “tejado inteligente” que puede almacenar “aún más” el agua de lluvia utilizada para los cultivos, cuyo flujo se controla con las previsiones meteorológicas. Se trata de un ensayo “exitoso” ya imitado en varias ciudades holandesas.