En la última sesión de la Comisión Especial de Seguimiento de la Incorporación del Perú en la OCDE (CESIP), que tuvo lugar el 3 de octubre pasado, el Ministro de Economía y Finanzas, manifestó que se estarían trabajando distintas medidas para combatir el problema de la informalidad, aspecto en nuestro país que se viene haciendo cada vez más latente y preocupante desde la crisis del 2020.
Volvemos así a las posibles alternativas, y no por iniciativas internas propias, sino más bien por la presión por ingresar a la OCDE.
La principal medida consistiría en la simplificación de los regímenes tributarios (“eterna letanía”), que coexisten en el Perú. Cabe resaltar que esta medida es una de la que se viene “revisando” desde gobiernos anteriores y que, desafortunadamente, nunca ha llegado a convertirse en una propuesta seria que haya generado una definitiva discusión para una posible implementación. Recuérdese solamente la propuesta legislativa del “RIPE”, que nunca vio la luz; dicho sea de paso un Régimen con una serie de aspectos antitécnicos.
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Cabe recordar que, la referida medida de simplificación, no ha sido solamente recomendada por la OCDE, sino también por el Banco Mundial mediante un informe publicado el último mes de abril, el cual contenía otras propuestas tanto en materia tributaria como en otras áreas, y que no han llegado a concretarse por falta de voluntad política.
Además, este sería el segundo intento de este gobierno para desarrollar una propuesta de racional simplificación. El primero provino del Proyecto de Ley 3941/2022-PE, presentado en enero por el Poder Ejecutivo con el propósito de que les sea concedida la facultad de legislar en materia de reactivación económica (y por ende, tributaria), señalando de manera expresa en el citado documento, la intención de simplificar los regímenes tributarios. Curiosamente, a pesar de haberse concedido las facultades, el Congreso no permitió que se legisle en dicho aspecto de simplificar los regímenes.
Cabe resaltar que, desde enero hasta la fecha actual, por su parte el Congreso no ha formulado propuesta alguna sobre la simplificación del régimen tributario ni sobre los otros puntos tributarios que le fueron restringidos al Ejecutivo. Sin embargo, desde entonces se tenía en claro que, la coexistencia del Nuevo RUS, Régimen Especial de Renta (RER) y Régimen Mype Tributario (RMT) no ha conseguido un aumento significativo de la formalización entre los contribuyentes, y en su lugar, la diversidad de regímenes existentes ha provocado que las empresas atomicen o diluyan sus ingresos para pertenecer y mantenerse así en los regímenes con menores obligaciones tributarias y contables, siendo totalmente contraproducente al sentido por el cual se establecieron estos sistemas.
En aquel entonces, el Ejecutivo justificó su propuesta citando las estadísticas del Ministerio de Producción, las cuales indican que el 99.2% de los contribuyentes que perciben rentas empresariales corresponden a micro y pequeñas empresas (94.5% y 4.7%, respectivamente). Asimismo, el rango de ingresos de las medianas empresas es muy estrecho, como consecuencia del hecho de que nuestra estructura empresarial comprende a muchas más grandes empresas que medianas.
Actualmente, el ministro de Economía ha afirmado que la propuesta reciente tiene como objetivo incentivar a las MYPES a declarar sus planillas y libros contables, mediante una serie de beneficios como la aplicación de una depreciación acelerada al 100% y la generación automática de sus estados financieros.
Adicionalmente, se facilitaría el crédito para estas empresas y el programa Impulso Empresarial Mypes pasaría a ser uno de incentivos al crédito para facilitar el acceso al capital.
Otra y última medida consistiría en disminuir los altos costos laborales no salariales que pagan las empresas, ello con el fin de mejorar su eficiencia.
Si bien se saluda el interés de nuevamente poner bajo la lupa el tema de la simplificación de regímenes tributarios, interés que no se ha visto ni en la más ínfima medida por el Congreso, se deben tener los objetivos claros y llegar a una propuesta seria que logre centrar la discusión, para lo cual se necesita un contexto político y social relativamente sosegado.
¿Pero es suficiente, para combatir la informalidad, generar como principal “caballito de batalla” una nueva estructura de Regímenes tributarios?.
Creemos que no. Así se creen una nueva estructura de Regímenes, la verdad se dicha: el peruano medio no desea pagar impuestos y/o someterse a multas que lo pueden quebrar. Prefiere desarrollarse en la “zona oscura” por la bajísima cultura tributaria, incentivada (pero no justificada), por la inadvertencia de obras y servicio públicos que la recaudación tributaria debería reflejar.
Así que es de advertirse que por más cambios legislativos que se quieran hacer, si no cambiamos el “chip” de cumplimiento, no lograremos finalmente los objetivos. Nuevamente se buscarán las formas de elusión y/o simulación, y estaremos finalmente dando vueltas en un círculo vicioso inacabable.
Sistemas muy simples y sin mayores obligaciones contables, respetando tasas proporcionales a las ganancias obtenidas, con amnistías a las multas por un periodo inicial; mayor educación fiscal desde los colegios; eliminación de barreras burocráticas tributarias, laborales y municipales; con premios al contribuyente cumplidor; exigencia de ser formal para acceder a diversos trámites; entre otras medidas, serían las necesarias a evaluarse como un paquete totalizador y no como simples “parches” a una realidad coercitiva y desalentadora de lo formal, generados solo para la foto de acceso a la OCDE.
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