El Barclays Centre suele ser la sede de los Nets de Brooklyn, un popular equipo de baloncesto. No obstante, una tarde de agosto, el estadio se cubrió con 750 toneladas de tierra cuidada con esmero. Era el debut de los Mavericks de Nueva York, una nueva franquicia de la liga de Equipos de Monta Profesional de Toros (PBR Teams, por su sigla en inglés).
Después de que se entonó una invocación y sonó el himno nacional, se atenuaron las luces y se proyectó un llamativo video de “PBR 101″ en la gigantesca pantalla elevada. No solo la gente de la ciudad necesitaba esta guía de introducción. Los equipos son nuevos montando toros.
Los atletas tienen que aferrarse a un toro que corcovea durante ocho largos y caóticos segundos, como en los rodeos. Sin embargo, en vez de montar cada uno por su cuenta, cinco vaqueros compiten juntos en una “batalla cara a cara” contra otro equipo. Los espectadores animan a los equipos de su preferencia en un combate de dos horas que tiene toda la tensión y el drama de una buena película del Viejo Oeste.
Esta versión totalmente “deportivizada” de la monta de toros es popular, como lo demostró el casi millón de espectadores que sintonizaron cada evento de PBR Teams por televisión en la temporada del año pasado. La expansión a Nueva York demuestra la ambición de la liga para atraer a nuevos aficionados urbanos.
El valor de las franquicias también está creciendo rápido: los ocho primeros equipos se vendieron por unos US$ 3 millones, pero dos nuevos equipos que debutan este año se vendieron por unos 23 millones cada uno. Ahora los toros corren y patean a lo largo y ancho de Estados Unidos, incluida Kansas City del 6 al 8 de setiembre, hasta su conclusión en el campeonato mundial de equipos en Las Vegas en octubre.
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PBR Teams es una de al menos 26 nuevas ligas que han surgido en la última década en Estados Unidos. Algunas se centran en pasatiempos populares, como el “cornhole”, el juego más practicado en Estados Unidos, que se ha vuelto un elemento esencial en fiestas universitarias y clubes campestres desde hace mucho tiempo, y consiste en lanzar una bolsa de semillas a través de un agujero en un tablero, una hazaña de atletismo casual parecida a los bolos).
El “pickleball”, el deporte de más rápido crecimiento del país, ahora tiene varias ligas profesionales. El combate de bofetadas, en el que los concursantes se golpean con la mayor fuerza posible, también tiene una. Otras ligas han reestructurado los deportes tradicionales para aumentar su atractivo, como la SailGP, un nuevo circuito de velerismo de rápido crecimiento que sigue el modelo de la Fórmula Uno (F1), las populares carreras internacionales de autos.
Las nuevas ligas no solo irrumpen en Estados Unidos. Son un fenómeno mundial, a excepción de China, donde el deporte profesional ha tenido dificultades en años recientes, tras un gran escándalo de corrupción que sacudió el fútbol. La Kings League, de fútbol, se fundó en España en 2022, se ha expandido a Latinoamérica y pronto se lanzará en Italia. Ese mismo año, unos inversionistas lanzaron un equipo de béisbol en los Emiratos Árabes Unidos, cuyo objetivo es que el deporte represente el 0.5% de su PBI en 2031.
Arabia Saudita está gastando miles de millones en deportes y fundó el LIV Golf, un circuito que incluye equipos en un deporte que suele ser un juego individual; además, se rumora que el país invertirá hasta US$ 2,000 millones en una liga profesional de boxeo. En la última década, la India ha hecho todo lo posible, con nuevas ligas de bádminton, críquet, kabaddi (un deporte de contacto indio), kho (un juego de persecución tradicional), tenis de mesa, tenis y voleibol.
Los inversionistas apoyan muchas de las nuevas ligas y no es difícil entender por qué. El valor de los equipos ha aumentado de manera considerable en las últimas décadas en Estados Unidos, con valoraciones superiores a las del S&P 500. Una franquicia deportiva también ofrece fuentes diversificadas de ingresos, con entradas de acuerdos de retransmisión, patrocinio, venta de entradas y mercancía.
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Dinámica de equipo
Los equipos tradicionales son pocos y caros, en especial desde que las empresas de capital privado y los fondos soberanos han entrado en el juego en los últimos años; las ligas de nueva creación son más baratas, pero los dueños ricos también reciben derechos para presumir.
Un equipo profesional de béisbol cuesta unas cien veces más que uno de monta de toros, pero un evento de PBR Teams puede tener tantos espectadores como algunos equipos de béisbol, según Marc Lasry, de Avenue Capital, un fondo de cobertura que posee a los Mavericks de Nueva York y ha invertido en SailGP y pickleball. “Ahí hay un enorme arbitraje”, insiste.
La rápida revalorización de los derechos de medios ha disparado el valor de los equipos y ha ayudado a las nuevas ligas. En un negocio lleno de incertidumbre, es probable que los aficionados al deporte sean los principales seguidores del entretenimiento en vivo. Las cadenas de televisión pagan cada vez más por el privilegio de distribuírselo.
La entrada a la melé de servicios de emisión en continuo como Amazon Prime Video, Apple TV+ y Netflix ha elevado aún más los precios de los derechos por transmisión deportiva. Antes, las ligas debían competir por un tiempo de limitado al aire; ahora hay una plataforma para todos y todo.
Los eventos de gran impacto visual y ritmo trepidante, como la monta de toros o la SailGP, también son especialmente adecuados para la distribución en redes sociales. “No creo que esto hubiera ocurrido hace 20 años sin los avances tecnológicos. Simplemente, hay más gente viendo”, afirmó Mike Keenan, quien está a cargo del departamento de deportes de PwC, una empresa de servicios profesionales.
La intensa cultura de la afición, que ha arrasado a todas luces con el mundo del espectáculo, ha impulsado a los nuevos equipos. Atletas como Megan Rapinoe y Caitlin Clark (campeonas de fútbol y baloncesto, respectivamente), son auténticas celebridades, que contribuyen a atraer la atención y el capital hacia el deporte femenino. Esto ha impulsado las ligas consolidadas y ha propiciado la creación de otras nuevas de voleibol y hockey.
El apetito por ver deportes es tan grande que los espectadores quieren ver programas sobre atletas, aunque estén fuera de las canchas. PBR ha sido objeto de series de Netflix y Amazon. El próximo año, Brad Pitt protagonizará una película sobre la F1, la cual ya se presentó en una exitosa serie documental en Netflix. En otras palabras, hay más formas que nunca de encontrar aficionados… y de ser uno de ellos.
Eso no quiere decir que una época dorada para las ligas se traduzca en oro para todos. “Históricamente, hay muchas víctimas en este espacio”, advirtió Scott Rosner, quien da una clase sobre las ligas emergentes en la Universidad de Columbia. Es demasiado pronto para saber si los experimentos deportivos de Arabia Saudita tendrán éxito; una Superliga europea de fútbol propuesta hace poco fracasó tras la rebelión de equipos y aficionados. Varias de las nuevas ligas estadounidenses, como la United Football y la Arena Football, son reinicios de proyectos fallidos y también podrían fracasar.
Garantizar acuerdos eficaces de distribución en los medios de comunicación y “que el consumidor se identifique con una marca y gaste en su consumo” sigue siendo un gran reto, afirmó Rosner. Ganar un partido o una medalla depende de los deportistas. No obstante, a final de cuentas, el apoyo y el interés de los aficionados determina si una nueva liga gana o pierde.
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