
Los sondeos señalan como favorito a José Antonio Kast, un abogado de 59 años, devoto católico y padre de nueve hijos, que promete deportar a casi 340.000 migrantes sin papeles, la mayoría venezolanos, y atacar de frente la criminalidad.
Su rival es la comunista moderada Jeannette Jara, una abogada de 51 años de origen humilde, exministra de Trabajo, que promete subir el sueldo mínimo y defender las pensiones.
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Las preocupaciones que marcaron la contienda electoral en Chile
Expertos recalcan que la segunda vuelta entre ambos candidatos representan tomar la decisión de la permanencia del oficialismo o dar un giro hacia la derecha más extrema desde la redemocratización en 1990.
Unas 15.7 millones de personas están convocadas a las urnas para elegir al próximo presidente en unos comicios marcados por el temor a la delincuencia y la inmigración irregular.
En los últimos años Chile ha pasado por transformaciones profundas y fue testigo de fenómenos hasta entonces desconocidos para esta nación de 18.5 millones de habitantes. Entre ellos, el ingreso de violentas bandas del crimen organizado y un flujo sin precedentes de inmigrantes, en especial venezolanos.
En ese caldo de cultivo se disparó la delincuencia, apuntada como el mayor temor por dos tercios de los chilenos según el informe Preocupaciones del Mundo divulgado en noviembre por IPSOS, que cada mes recoge la percepción de unas 25,000 personas en una treintena de países.

A su vez un 40% dijo preocuparse por la inmigración sin control, a la que muchos apuntan como el detonante del aumento de la violencia urbana.
Los chilenos deberán elegir así entre la permanencia del oficialismo, encabezado por la comunista y exministra del Trabajo Jeannette Jara, y un giro ideológico plasmado en la candidatura del republicano José Antonio Kast, uno de los principales referentes de la extrema derecha latinoamericana y quien se perfila como favorito en todas las encuestas.
Kast, líder del Partido Republicano y uno de los principales referentes de la extrema derecha latinoamericana, se enfrenta a la abanderada del oficialismo Jara, la primera comunista en encabezar una lista única que aglutina a todos los sectores de la izquierda y centroizquierda chilenas.
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Kast es favorito
Según las encuestas, Kast se sitúa con una ventaja de entre 15 y 20 puntos sobre Jara.
A lo largo de su campaña, ha basado su discurso y posicionamiento solo en temas de seguridad y migración, las principales preocupaciones de los chilenos, según sondeos, y ha evitado difundir sus posiciones ultraconservadoras en materia de libertades individuales como su defensa del régimen -su hermano fue un ministro destacado de Pinochet-.
Entre otros puntos, ha eludido aclarar cómo planea recortar 6,000 millones de dólares del gasto público en los primeros 18 meses de su eventual gobierno y si liberaría a los exmilitares que cometieron crímenes de lesa humanidad durante la dictadura.

Jara, en tanto, ha intentado desmarcarse de la impopularidad del gobierno de Boric y luchado contra un anquilosado anticomunismo muy expandido en Chile, además de apelar a los riesgos de la ultraderecha y defender su liderazgo al frente de leyes emblemáticas como el aumento del salario mínimo, la reforma de pensiones o la reducción de la jornada laboral a 40 horas.
El presidente que salga de las urnas tendrá que lidiar a partir del 11 de marzo con un Parlamento dividido, donde el bloque de derecha y ultraderecha está a dos diputados de la mayoría en el Congreso y donde los votos de del populista Partido de la Gente (PDG) serán clave.
Desde 2006, el poder se ha alternado entre izquierda y derecha y ningún presidente le ha entregado la banda presidencial a un sucesor del mismo signo político.
Tras quedar segundo en la primera vuelta con el 23.9% de los votos, Kast recibió el apoyo del ultraderechista libertario Johannes Kaiser y de la exalcaldesa Evelyn Matthei, representante de la derecha tradicional, sumando más del 50% de las preferencias.
Jara, por su parte, obtuvo la primera posición en los comicios de noviembre con un 26.9% de las preferencias, pero tiene poco espacio para hacer crecer su base electoral pese a ser la candidata única de una amplia e inédita coalición progresista, que va desde el Partido Comunista hasta la Democracia Cristiana.
Elaborado con información de EFE, AP y AFP








