Un camarero cobra la cuenta en un café de Buenos Aires. Fotógrafo: Erica Canepa/Bloomberg
Un camarero cobra la cuenta en un café de Buenos Aires. Fotógrafo: Erica Canepa/Bloomberg

Buenos Aires parece una ciudad atemporal, con su centro de arquitectura parisina, sus calles de adoquines y su mar de cafés abarrotados. Sin embargo, su encanto de postal siempre ha tenido una contrapartida arcaica: el dinero en efectivo.

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