Por Tyler Cowen
A medida que la reapertura económica de Estados Unidos continua de manera irregular, va quedando claro que se requerirá un recurso precioso que a menudo escasea: la confianza. Los estadounidenses están a punto de descubrir cuál es el grado de cohesión que hay entre ellos.
¿Deberías volver al trabajo? Depende de cuánto confíes en lo que diga tu empleador respecto de que el lugar de trabajo será seguro. ¿Deberías enviar a tus hijos a la escuela? Eso depende de cuánto confíes en el sistema escolar. ¿Deberías ir a esa fiesta? Depende de cuánto confíes en tus vecinos sobre dónde han estado y con quién se han reunido.
El problema es que tal confianza nunca puede ser absoluta. No importa cuánto le gusten a los padres las escuelas locales, por ejemplo, o cuánto confíen en ellas en otros temas, la transmisión de la Covid-19 de niño a niño aún puede ocurrir. El riesgo de infección no se puede eliminar y las escuelas nunca han tenido un desempeño de clase mundial en el monitoreo y control de enfermedades.
Me he dado cuenta que cuando pido comida para llevar lo hago en los dos restaurantes locales a cuyos propietarios conozco mejor. Sí, me gusta su comida, pero también me ha impresionado su seriedad y dedicación, y confío en que tomarán las precauciones de seguridad necesarias. Uno de esos restaurantes sirve comida del área China de Wuhan y el virus no es algo que tomen a la ligera.
Mis preferencias aquí podrían no ser completamente racionales. Pero espero que muchas personas sientan lo mismo: querrán comprar a personas que conocen y respetan.
La primera ola de la pandemia de Covid-19 trajo graves daños económicos a los minoristas de atención a público con poco capital, como los pequeños restaurantes familiares. Pero muchas de esas mismas instituciones liderarán la recuperación, es decir, si han generado confianza entre sus clientes. Si me piden que me siente afuera a comer, confiaré en que los procedimientos de su cocina son “lo suficientemente limpios”, porque creo que el jefe está supervisando.
También vale la pena preguntar en quién no confío. Cuando se trata de ofrecer una tienda completamente limpia y segura, no confío en la mayoría de los minoristas grandes. Confío en ellos en tiempos normales, pero ningún gerente puede supervisar toda la operación de limpieza y desinfección. ¿Y pueden monitorear la Covid-19 en el aire? Si me dicen que “se han tomado todas las precauciones posibles”, podría creer en sus palabras, pero no me parecerá suficiente.
También seguiré siendo escéptico respecto de las aerolíneas. Como la mayoría de los viajeros estadounidenses, he experimentado pérdida de maletas, vuelos cancelados y retrasos inexplicables. No soy quejumbroso por naturaleza, sin embargo, calificaría mi experiencia de 44 años de vuelos de “OK” a “bueno”. No tengo miedo de un accidente aéreo, pero cuando se trata de arriesgarme a la exposición a Covid-19... voy a esperar un poco más.
No sólo los clientes deben confiar en las empresas, sino que las empresas también deben confiar en los clientes, y los clientes tendrán que confiar entre sí. Como mínimo, las empresas deben confiar en que sus clientes no irán si presentan síntomas visibles de Covid-19 y, en términos generales, confiar en que no han participado en actividades de alto riesgo.
En este momento, muchos o posiblemente la mayoría de los portadores son asintomáticos, sin embargo, la mayoría de las empresas no tienen la capacidad para hacer pruebas de Covid-19 a los clientes, lo que desearían hacer si las pruebas fueran confiables, lo que no es así.
He descubierto que los clientes están mucho mejor enmascarados en mi supermercado orgánico local, que de todos modos nunca estuvo tan lleno. El único viaje rápido de compras que he hecho fue a ese lugar, lo que es tanto una señal de confianza en los clientes como en los propietarios.
La NBA se pregunta si podría hacer sus playoffs en un lugar dedicado con cobertura televisiva, pero sin audiencia en las gradas. Hasta ahora, los equipos dudan, en parte porque temen al resentimiento del público si los millonarios jugadores de la liga tienen acceso a las pruebas de Covid-19, mientras que el público en general no lo tiene.
La realidad es que si la NBA anunciara que comprará muchas pruebas, aumentaría la oferta de pruebas. Eso podría dar valiosa publicidad positiva a las pruebas y la NBA serviría como modelo a seguir para que otras empresas hagan lo mismo.
Sin embargo, la NBA aún no confía en que sus fanáticos vean las cosas de manera tan positiva, por lo que la reapertura se postergó. Puede haber algún peligro en los partidos de playoffs sin fanáticos, pero seguramente menos que en, por ejemplo, el fútbol universitario o profesional, donde las lesiones y las conmociones cerebrales son parte de la naturaleza misma del juego.
En resumen: los estadounidenses están a punto de descubrir cuán confiable es una nación. Puede que no nos guste todo lo que veamos.