Tal como ya lo habían adelantado diferentes analistas y el propio Gobierno, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reveló que la pobreza monetaria afectó al 29% de los peruanos en 2023, es decir a casi 9.8 millones de personas. Esto lleva al país a alcanzar un nivel similar al del 2020, el primer año de la pandemia (30.1%). Además, desde el 2021, no ha dejado de crecer la pobreza. ¿El Gobierno de Dina Boluarte podrá revertir esta tendencia?
Respecto al 2022, el año pasado más de medio millón de peruanos engrosaron las cifras de pobreza. Pero, algo más alarmante aún es que entre 2019 y 2023, 3.3 millones de peruanos cayeron en esta situación. Antes de la pandemia, la tasa general era de 20.2%, hoy en día es 8.8 puntos porcentuales (pp) mayor.
Esto significa que más personas no pueden cubrir el costo de su canasta básica de consumo, que el año pasado estaba fijada en S/ 446 (línea de pobreza total).
También la pobreza extrema está al alza en Perú. Hasta el año pasado el 5.7% de peruanos estaba en esta deplorable condición, 2.8 pp más que el año previo a la crisis sanitaria. Unas 249 mil personas en total han ingresado a este grupo. Gestión analizó al detalle este panorama desesperanzador.
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Muy lejos
Para los próximos años, la estimación oficial es que la economía peruana crecerá alrededor de 3% anual (el Ministerio de Economía y Finanzas, MEF, proyecta un crecimiento promedio de 3% hasta 2027). A consideración de las voces consultadas por Gestión, estos niveles de crecimiento son insuficientes para volver a niveles de pobreza precovid en el corto plazo.
“Si mantenemos un PBI anual del 3%, recién en 2047 podríamos alcanzar niveles similares al 2019. Necesitamos acciones concretas que faciliten la inversión de envergadura para que la economía tenga mayor capacidad de generar empleo e ingresos para las familias”, estima Teodoro Crisólogo, analista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE).
El IPE recuerda que, cuando la economía nacional crecía 5%, la pobreza monetaria se reducía 4 pp al año. Desde Videnza Instituto apuntan que el 80% de la fórmula para reducir la pobreza responde a la inversión privada.
“Nuestra perspectiva es similar. Dada su importancia, tener un crecimiento mediocre de 3% nos lleva a que tomaría casi dos décadas recuperar los niveles de ingreso per cápita prepandemia”, señala Luis Miguel Castilla, director de la consultora.
A consecuencia de la inflación y recesión, el ingreso real promedio per cápita mensual fue de S/ 1,148 en 2023. Ello representa una disminución de 1 pp desde el 2022. Sin embargo, es una caída de 10.2 pp respecto al 2019 (cuando era S/ 1,278), lo que para el INEI es una “disminución muy altamente significativa”.
Álvaro Monge, socio de Macroconsult, considera que, si bien los resultados eran esperables, el reto ahora es revertir la tendencia al alza, porque son ya dos años consecutivos que la pobreza monetaria crece en el Perú.
“Hoy vivimos un crecimiento de la pobreza crónica, eso no responde a un año u otro. Está vinculado a la baja seguridad alimentaria. Eso va a empezar a deteriorar los indicadores de anemia y desnutrición en niños. Esa es la lectura comprometida a largo plazo”, advierte.
Monge estima, que con un crecimiento de 3% anual a partir del 2025, la pobreza monetaria recuperaría sus niveles prepandemia desde el 2037. “Tardaría más de una década. Quizá hasta un poco más”, agrega.
De acuerdo con Norma Correa, experta en políticas públicas de la PUCP, el Gobierno ha cometido el error de escoger un solo elemento para enfrentar la pobreza: crecimiento económico o programas sociales.
“Hay que mejorar el empleo, la política pública y los servicios fundamentales. Ese es el combo básico. El problema es que la gestión pública está desordenada hace años. Hemos perdido el norte en muchos sectores, eso hace que se caigan procesos, se demoren decisiones y seguimos en piloto automático”, apunta.
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Enemigo distinto
Si bien la pobreza monetaria creció en 2023, este incremento tiene matices. En comparación al 2019, la pobreza urbana creció 11.8 pp, en el área rural cayó 1 pp. Respecto a 2022, la pobreza urbana creció 2.3 pp y la rural cayó 1.3 pp, indica el INEI.
Esta composición también es notoria entre las personas vulnerables, es decir, aquellas en riesgo de caer en pobreza monetaria. Son 10.6 millones los peruanos en esta condición. El grueso están en zonas urbanas.
Si bien los vulnerables en área rural siguen siendo predominantes (44.6%), su presencia en zona urbana (28.2%) crece más. Desde el 2019 aumentó 2.5 pp., mientras que en área rural han caído 1.6 pp desde entonces.
“Antes era un fenómeno mayoritariamente rural, ahora es urbano. Es una reconfiguración de la pobreza. Se está acentuando donde los programas sociales no están focalizados (fuera del área urbana). Eso nos obliga a considerar otras estrategias”, plantea Crisólogo del IPE.
Para hacerle frente, Castilla de Videnza cree que el único camino es generar empleo de calidad, con apoyo del empresariado. “Hoy la inversión privada tiene problemas para crecer. Ya lleva frenada dos años. Eso no es coincidencia. Una de las razones es la carga regulatoria, hay una debilidad del Gobierno reconocida también”, resalta.
Monge, por su lado, destaca que, si bien la pobreza urbana es predominante, las cifras de pobreza extrema, muestran que las zonas rurales son las más precarias. “Son los más pobres entre los pobres. Ahí el crecimiento económico impacta marginalmente. Se requieren servicios, capital humano fortalecido, programas de infraestructura y, tal vez, corredores económicos, que vinculen la zona urbana periférica con lo rural”, sostiene.
A Correa ello le parece positivo, pero insuficiente. “El reto urbano supera al Midis. Hay que dar respuestas concretas. No se arregla con bonos y canastas. Tienen que establecer alianzas con gobiernos locales o sector privado, donde corresponda”, explica la experta en políticas públicas.
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La conferencia
Las cifras oficiales de pobreza monetaria 2023 se hicieron públicas luego de que el INEI suspendiera de forma imprevista, la presentación oficial de estos resultados. Para Castilla, este hecho inaudito abrió una puerta peligrosa de cara a la estabilidad del país.
“Se puede pensar que intentaron maquillar las cifras. Países que intentaron hacerlo fueron Venezuela y Argentina. A raíz de eso fueron suspendidos del Fondo Monetario Internacional (FMI). No cumplir con ese estándar mínimo es un símbolo de opacidad que trae costos. El gobierno se ha arriesgado innecesariamente”, asegura.
Correa, por su lado, recuerda que la cifras del INEI son validadas por un comité consultivo independiente. “Por eso son sólidas. No se pueden minimizar, se basan en la ENAHO, la encuesta más potente que tenemos. Un agravante es que no era novedad, estimaciones independientes advertían del alza desde julio (del 2023)”, afirma.
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