El sector del petróleo de esquisto, también conocido como no convencional, experimenta una ola de adquisiciones de empresas en Estados Unidos, marcando el inicio de una nueva era para el rubro. Ahora las grandes compañías del sector prefieren comprar a sus competidores antes de explorar nuevos yacimientos.
Solo en los últimos meses ya se han reportado al mes tres adquisiciones de empresas petroleras no convencionales, en las cuales el recurso está atrapado en una roca y se extrae mediante “fracking”, técnica que implica inyecciones de agua y químicos a muy alta presión.
La adquisición más reciente del rubro la realizó Diamondback Energy. La semana pasada la compañía anunció la compra de Endeavor Energy por US$ 26,000 millones, unión que reunirá a dos de los 10 mayores operadores de la llamada cuenca pérmica.
Esta región, entre el oeste del estado de Texas y el sureste de Nuevo México, reúne las mayores reservas de crudo no convencional en Estados Unidos.
Hace unos meses, en octubre, ExxonMobil también realizó una compra de este tipo con un desembolso de US$ 59,500 millones para la adquisición de Pioneer Natural Resources, el mayor productor de la cuenca pérmica.
Además, también se dieron otras fusiones y adquisiciones como la de Occidental Petroleum y CrownRock, por US$ 12,000 millones hace pocos meses.
“Esta consolidación estaba vista, porque el paisaje estaba fragmentado. Quieren crecer en la cuenca”, explicó Stewart Glickman, de CFRA.
“Hay fácilmente 50 compañías que tienen un número significativo de pozos en Texas”, agregó Richard Sweeney, profesor de la universidad Boston College.
Otra compra que también se concluyó en octubre fue la de Hess Corporation por Chevron, por US$ 53,000 millones, aunque esta no forma parte de este movimiento de consolidación en Texas, ya que Hess no tiene activos en la cuenca pérmica.
Fragmentación vs. rentabilidad
El paisaje fragmentado presenta limitaciones técnicas a este método de extracción polémico del “fracking”, muy criticado por la cantidad de agua y químicos que requiere.
Hasta ahora, no era posible practicar la perforación lateral, también conocida como horizontal. Esta técnica permite explorar rocas que de otro modo requerirían, para su explotación, la instalación de otro pozo, a veces a varios kilómetros de distancia del punto inicial de producción.
“Perforaciones laterales más largas significan menos pozos, y por lo tanto costos más acotados”, indicó Kathryn Mikells, directora financiera de ExxonMobil cuando presentó a los analistas la compra de Pioneer.
Las parcelas agregadas -que se generan a partir de estas fusiones de empresas y de sus campos petroleros- abren posibilidades nuevas en materia de perforación horizontal o direccional, al permitir alcanzar diferentes depósitos de hidrocarburos alejados unos de otros, desde un mismo pozo.
El director financiero de Diamondback Energy, Kaes Van’t Hof, reveló que unas 150 a 175 perforaciones laterales podrían prolongarse una vez terminada la compra de Endeavor.
¿Más petróleo? No necesariamente
De todos modos, no necesariamente se producirá un aumento de la producción de crudo, según los analistas, toda vez que Estados Unidos vuelca al mercado 13,3 millones de barriles diarios (mbd) de petróleo, un récord para el país.
“Es la competencia que genera más barriles”, explica Bill O’Grady, de Confluence Investment Management, quien agrega que la concentración debería moderar la producción.
Richard Sweeney coincidió en que eso se debe a que las petroleras “buscarán bajar los costos unitarios (de cada pozo) y eso probablemente las hará ser un poco más selectivas en cuanto a qué pozos explotar” y cuáles no, en lugar de aumentar volúmenes. “No tienen apuro en volcar más barriles al mercado”, añadió.
Detrás de esta fiebre de compras, hay en realidad un abordaje prudente del futuro del sector.
Para Andy Lipow, de Lipow Oil Associates, es más barato comprar las reservas de otra empresa que buscar nuevas en otros sitios de Estados Unidos “y no hay demasiadas oportunidades atractivas en el exterior. Por lo tanto pienso que la consolidación continuará”.
Los accionistas de grupos petroleros que cotizan en bolsa “no se entusiasmarán con un proyecto masivo de expansión” y desarrollo de nuevos yacimientos, que podría erosionar los dividendos y recompras de acciones a los que las empresas los tienen acostumbrados. En cambio, podrían verse seducidos por la compra de reservas probadas, enfatiza Glickman.
Esta tendencia se produce en un contexto marcado por la salida de varios grandes bancos del financiamiento de proyectos en el gas y el petróleo, en particular BNP Paribas, Barclays o HSBC.
La lucha contra el cambio climático podría condenar, a largo plazo, a las energías fósiles, que siguen siendo más del 75% del consumo mundial de energía.
En el sector del gas también hubo algunas transacciones, principalmente la compra de Southwestern Energy por Chesapeak Energy por US$ 7,400 millones, anunciada en enero.
Glickman espera una consolidación más moderada en este sector, ya que el precio del gas natural en Estados Unidos está en mínimos en tres años y medio, muestra de la inestabilidad de este ramo muy sensible al clima.
(Con información de la agencia AFP).
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