
A poco de cerrar el 2025, más de cinco años después del inicio de la pandemia del covid-19, los trabajadores formales en el Perú aún no logran que sus ingresos -ajustados por la inflación- alcancen los niveles previos a la pandemia. Es más, aún existen dudas de que pueda alcanzarse una plena recuperación en el 2026, año electoral.
El ingreso promedio formal en el país alcanzó los S/ 3,093 en octubre (sector público y privado). Con este resultado, en los primeros 10 meses del año este indicador fue 0.4% menor a similar periodo del 2019: mientras aumentaron los ingresos públicos, disminuyeron los del privado.
En el sector privado, el ingreso promedio real se encuentra 3.1% por debajo de los niveles de 2019, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
¿Qué llevó a este resultado en el sector privado? En las empresas privadas solo dos actividades económicas lograron superar en términos reales los niveles de ingresos prepandemia: agropecuario, que registró un incremento del ingreso real de 12.6%; y la pesca, que mostró un avance de 5.3%.

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¿Por qué solo mejoraron en dos sectores?
Para el economista e investigador de Grade, Miguel Jaramillo, el avance en los ingresos reales de los trabajadores del agro estaría asociado al impulso de las agroexportaciones por el contexto global.
“Para la agroindustria, los últimos años han sido de fuerte demanda internacional. Es posible que esto haya presionado la demanda de trabajadores y, como consecuencia, haya presionado al alza a los salarios”, comentó a Gestión.
Si bien a octubre el empleo en el sector agropecuario viene creciendo más de 21% (98,000 puestos más), la mejora en los ingresos no respondería solo a una evolución orgánica del mercado laboral. La Ley Agraria se volvió pieza relevante.
El laboralista Jorge Toyama consideró que el crecimiento en este rubro estaría relacionado a beneficios de la Ley Agraria asociados a un aumento de la remuneración mínima, que se elevó a S/ 1,130 a inicios de año.
“[Los ingresos] del sector agro han crecido, pero es un efecto artificial derivado del aumento del sueldo mínimo vital, que supone -a su vez- un incremento del llamado Bono BETA que está sujeto a la RMV”, indicó.

En cuanto a la pesca, Toyama consideró que el alza podría estar asociada a un rebote tras periodos de baja actividad. El resultado actual, indicó, se debería a los recientes períodos de actividad extractiva pues “el sueldo del trabajador pesquero no depende de un [monto] fijo, sino en gran medida, por ejemplo, de la cantidad de anchoveta que se extrae”.
¿Por qué el resto del sector privado no logra alcanzar los niveles prepandemia? Jaramillo consideró que esto se explicaría porque la inversión privada ha permanecido estancada y recién se ve un avance más concreto este año.
“El mercado laboral no ha estado muy dinámico en parte porque el desempeño de la inversión privada estos últimos 5 años ha sido bastante pobre”, refirió.
Trabajadores públicos con más ingresos
Mientras el sector privado lucha por recuperar terreno antes de cerrar el año, el ingreso real de los trabajadores del Estado creció 9.9% frente a los niveles de 2019.
Los especialistas explicaron que este avance responde a una combinación de factores que incluyen incrementos salariales otorgados durante la pandemia a médicos y maestros públicos, así como la implementación de negociaciones colectivas centralizadas, a lo que se suman también las propuestas legislativas del Congreso.
Un ejemplo de esto último, señaló Toyama, es el paso de trabajadores del régimen de Contratación Administrativa de Servicios (CAS) a regímenes con mayores beneficios como el decreto 728.
“El Congreso de la República desafortunadamente, a pesar de que no tienen iniciativa de gasto, ha generado incrementos por más de S/ 40,000 millones. Por estas acciones del Legislativo y el Ejecutivo, el trabajador público en general tiene más ingresos o mejores beneficio”, indicó.

¿Qué esperar para los ingresos en 2026?
Ante el próximo inicio del 2026, las proyecciones sobre una recuperación total de los ingresos ajustados por la inflación están marcadas por la cautela y el calendario electoral.
Jaramillo consideró que al menos en el primer semestre del año se evidenciaría la incertidumbre de la contienda electoral en las intenciones de contratación, mientras que la segunda mitad del año dependería de la percepción que tengan los inversionistas sobre el plan económico del candidato ganador.
“Tendremos un periodo muy marcado por la incertidumbre de qué va a pasar en lo político. Por ello, no esperaría un aumento vigoroso de la inversión privada. El resultado de las elecciones va a marcar el resto del año”, refirió.
En ese sentido, Toyama consideró que es poco probable que la situación con los ingresos reales se revierta totalmente antes de que se defina quién será el próximo presidente.
Pese a qué las expectativas empresariales de inversión actualmente son optimistas, el laboralista estimó que el crecimiento salarial para el próximo año será moderado.
En medio de esto, consideró que el escenario no resulta negativo pues probablemente desde hace más de 15 años no se veía un cierto entusiasmo en la creación de empleo en época preelectoral.
Además, añadió que algunos sectores como la minería, la energía y los servicios tecnológicos podrían mostrar un dinamismo ligeramente superior a los demás.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.








