
Los peruanos apuntan a tres problemas como los principales en el país: la corrupción sigue consolidándose, junto con la inseguridad y la delincuencia, reveló la 13° edición de la Encuesta Nacional de Percepciones de la Corrupción de Proética, capítulo peruano de Transparencia Internacional.
En el caso de la corrupción, un 88% considera que ha aumentado en los últimos cinco años y un 81% cree que se mantendrá igual o empeorará en los próximos cinco.
La encuesta de Proética también reflejó que ocho de cada 10 personas encuestadas afirman que la corrupción afecta directamente su vida diaria. Al respecto, advierten que las principales consecuencias están vinculadas al deterioro de la economía familiar, la falta de oportunidades para todos, así como en el declive de la economía del país y el aumento de la pobreza.
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Sin embargo, la ciudadanía también identifica otros efectos críticos: el 42% considera que reduce su confianza en el Estado, en los políticos y en las autoridades y un 39% señala que afecta la calidad de servicios públicos esenciales, como salud y educación.
“Este panorama refleja un golpe duro a la confianza institucional que puede vincularse con un debilitamiento de la democracia y con la garantía de los derechos”, analizaron.
Instituciones y más percepciones
A nivel de instituciones, el Congreso de la República se posiciona nuevamente percibida como la más corrupta (85%). Le siguen, con una distancia significativa, el Ministerio Público (35%), el Gobierno de Dina Boluarte (33%), el Poder Judicial (33%) y la Policía Nacional del Perú (27%).
Cabe precisar que, al momento de la aplicación de la encuesta, se produjo el cambio de Gobierno al presidente José Jerí, por lo que se hizo una distinción explícita en las preguntas a los encuestados
Aunque resulte paradójico, de estas instituciones los ciudadanos esperan mayor liderazgo en la lucha contra la corrupción. El 45% cree que quien debe liderar esa acción es el Congreso de la República, la Policía (32%) y el Gobierno (30%).

Mientras tanto, instituciones clave para la integridad pública, como la Defensoría del Pueblo (17%) y la Contraloría General de la República (14%), reciben menor nivel de expectativa ciudadana.
Un aspecto que también destaca de esta encuesta es que la autopercepción de corrupción entre los peruanos disminuyó significativamente desde 2022, reforzando una tendencia a externalizar la responsabilidad.
En un contexto donde la corrupción es el principal problema del país, un 64% considera que sus compatriotas son corruptos, pero 89 % se autoevalúa como honesto. Esta brecha alimenta la idea persistente de que “el corrupto es el otro”.
“A diferencia de anteriores encuestas, los peruanos tienden a ubicar la corrupción más lejos de la cultura cotidiana de los ciudadanos y la vinculan con más contundencia ‘en los otros’, sobre todo en las instituciones públicas de Gobierno, del Congreso, de la justicia y el orden, de las cuales además se desconfía más que nunca. Hay un llamado evidente a tratar con más urgencia y gravedad la demanda a los que toman decisiones, y que ya no se asocia solo con daños económicos, sino a la afectación directa a los derechos de las personas y la calidad de los servicios”, comentó José Luis Gargurevich, director ejecutivo de Proética.
Además, se resalta que, para el 94% de los encuestados, la corrupción está directamente vinculada con las economías ilícitas (minería ilegal, tala ilegal, narcotráfico, etc.). Es más, un 41% considera que estas actividades representan la única forma de empleo disponible en sus regiones.
Esta percepción evidencia la compleja relación entre la falta de oportunidades, la informalidad y la expansión de actividades ilegales que se sostienen —y, a la vez, alimentan— mediante prácticas corruptas, generando tensiones entre legalidad, desarrollo y subsistencia.
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