Al planificar un proyecto de negocio, muchas veces el emprendedor se percata de que tendrá más posibilidades de éxito si cuenta con un socio, ya sea porque requerirá contar con un mayor capital o necesitará de una ayuda en la gestión de la empresa. Por ello, la elección de un partner será clave, ‘es como casarte con alguien’, dicen los especialistas.
En esos casos, los especialistas comentaron sobre algunos errores al elegir a un socio:
1. No ser una persona de confianza. Un socio debe ser una persona que se conozca desde hace buen tiempo. La confianza se gana con el paso de los años; por lo que el riesgo crece si se elige a alguien al cual recién se ha conocido en las últimas semanas o meses.
“Encontrar a un socio es como casarte con alguien, antes te debes haber tomado el tiempo suficiente para conocerlo, puede tardar años. Debes haber interactuado mucho con esa persona, socialmente y laboralmente”, señaló al respecto Guillermo Vargas, CEO BluMarketer, incubadora de emprendimientos.
Por su parte Edmundo Lizarzaburu, profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la Universidad ESAN, refiere que se debe incluso conocer la situación financiera del candidato a socio.
“Conocer su reporte en las centrales de riesgo será importante. Así sea un amigo del colegio o universidad, hay que preguntar, pues a veces un socio puede fallar por no tener una adecuada salud financiera”, subrayó.
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2. Ser un socio desertor. Como parte del conocimiento a profundidad del socio, ambos deberían tener el mismo espíritu emprendedor y expectativa de permanencia en el desarrollo del negocio. De lo contrario, en unos pocos meses, el socio podría abandonar el proyecto.
Un primer riesgo es que el socio no tenga claro el horizonte de tiempo de retorno de inversión del negocio, en el empiece a generar utilidades. “Si esto no lo tiene claro desde el principio, el socio podría luego desanimarse en continuar y el esfuerzo inicial se diluirá”, advierte Edmundo Lizarzaburu.
Un segundo riesgo está en que el socio tenga previsto otros planes profesionales o de vida, como mudarse de ciudad o país. Esto se debería conocer desde el principio, pues en ese caso lo mejor sería elegir a otro socio.
Si se llega al caso en que uno de los socios tiene que irse al extranjero, Lizarzaburu refiere que hay dos opciones: que el socio pase a ser solo inversionista pero que ya no intervenga en la gestión; o sino también podría vender su participación en la empresa.
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3. No tener funciones claramente definidas. Una vez superados los dos primeros pasos de evaluación mencionados, el siguiente asunto a definir entre los socios será la función que tendrá cada uno.
“No todos pueden decidir sobre todos los temas, sino que cada socio se debe encargar del área en que está más especializado”, refiere Guillermo Vargas.
El no tener claro el rol de cada socio genera riesgos de conflictos y por lo tanto, de que el proyecto fracase. “Se debe definir el aporte de cada socio, si es en dinero o en tiempo, según sus capacidades”, indica Lizarzaburu.
“Por ejemplo, si uno de los socios da su tiempo como administrador del negocio, se debe valorizar cuánto cobraría un administrador por ese trabajo, y ese sería su aporte”, agregó.
Licenciado en periodismo de la PUCP, con más de diez años de experiencia en medios de prensa escritos y digitales.