Raúl Mena
(G de Gestión) El primer atentado contra el expresidente Donald Trump el pasado 13 de julio es el evento sobre el cual se ha construido la sucesión de hechos disruptivos en torno a la elección presidencial en Estados Unidos. Un devenir en el que la realidad supera a la ficción, con el sorpresivo retiro de Joe Biden de la carrera electoral y el renacer del Partido Demócrata bajo el nuevo liderazgo de una empoderada vicepresidenta, Kamala Harris, quien, tras el primer debate, ha sacado una ventaja de cinco puntos de intención de voto, según una encuesta de Ipsos. Sin embargo, este eventual despunte no ha sido suficiente para dejar atrás el nerviosismo por una arremetida de Trump en los denominados “swing states”, o estados indecisos, como Nebraska, Arizona, Georgia o Michigan, lo que mantiene la incertidumbre.
Qué duda cabe de que este clima político, aún vacilante, juega un papel crucial en el mercado de inversiones, especialmente cuando las expectativas siguen sin definirse por completo. Diversos analistas consideran que, en un escenario donde Trump resulte ganador, podría adoptarse un enfoque más agresivo en la política fiscal, impulsando un aumento en la emisión de deuda. Si bien esto tal vez beneficiaría a los accionistas a corto plazo, en un horizonte más amplio —dado que el cambio de gobierno ocurre cada cuatro años— podría complicar la situación para activos como los bonos.
En contraste, con Harris se esperaría más estabilidad, ya que continuaría con la política del actual presidente Joe Biden, que se ha centrado en el crecimiento económico sostenible. Sus propuestas, además, incluyen una regulación más moderada y un enfoque en el gasto social, lo que favorecería la renta fija, dicen las fuentes consultadas.
Klaus Kaempfe, director ejecutivo de Soluciones de Portafolio de Credicorp Capital, resume así el panorama electoral: “[Donald] Trump es bueno para las acciones, mientras que Kamala Harris es mejor para la renta fija”.
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Tómelo con calma
Estadísticamente, la historia muestra que, en general, los cambios de administración originan entusiasmo porque benefician, por ejemplo, el mercado de valores. Sin embargo, lo que los analistas sostienen es que la naturaleza exacta de este impacto en Estados Unidos dependerá de las políticas específicas que se anuncien y, más aún, de las que se implementen.
Ignacio Aguirre, socio principal de Flip Inversiones, explica que, si bien una elección presidencial crea entusiasmos momentáneos, como un mayor impulso al mercado de valores y a las acciones, en Estados Unidos no suelen presentarse escenarios adversos a menos que coincidan con una recesión, por lo que, afirma, no es necesario sobreactuar en la preocupación. “Estados Unidos es tan sólido que, independientemente de qué partido gane, Republicano o Demócrata, como su constitución es muy firme en materia de libertad e inversión privada, el país seguirá funcionando. Una elección suele generar especulación y entusiasmo, pero nada más”, señala.
En efecto, los mercados, sobre todo el de valores, han mostrado una reacción ambivalente ante la candidatura de Trump, considerada favorable para la bolsa estadounidense. Índices como el S&P y el Nasdaq registraron retornos positivos hasta julio; sin embargo, con el avance de Harris se observó una corrección en las acciones tecnológicas durante agosto, informa Mario Guerrero, gerente de Estrategia de Inversiones de Scotia Wealth Management Perú.
El pico de la volatilidad llegará a medida que se acerquen las elecciones, previstas para el próximo 5 de noviembre. La información que brinden ambos candidatos sobre sus políticas económicas en las siguientes semanas será fundamental para dibujar un panorama más predecible.
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¿Rumbos paralelos?
Trump y Harris podrían parecer opciones totalmente contrapuestas, pero no son tan dispares como se piensa. Ambos candidatos proponen políticas fiscales expansivas, aunque con enfoques diferentes. Tienen una posición bastante nítida de restricción sobre la expansión de la producción china en suelo estadounidense, y hay un respeto a la permanencia y a las decisiones de Colin Powell en la Reserva Federal (Fed).
Las distancias, no obstante, suelen darse en los detalles. En el ámbito de la política monetaria, se espera que Trump mantenga una postura más favorable hacia un dólar fuerte, mientras que Harris sería más neutral. En cuanto a los próximos tres o cuatro recortes de tasas de interés que se especula que realizará la Fed entre este y el año que viene, una eventual elección del candidato republicano podría retrasar esa expectativa debido a la agresividad en la reducción de impuestos que estaría planeando.
En el ámbito de la política fiscal, el expresidente se está enfocando en el desarrollo de la infraestructura, un aspecto que podría impactar en la situación de su país, cuyo déficit se ha disparado a raíz de una elevada deuda. “Esto podría afectar el rendimiento de los bonos a largo plazo, ya que un mayor déficit fiscal requeriría de una mayor oferta de bonos”, declara Guerrero. Con Harris en el poder se aplicaría una política fiscal expansiva, pero desde otro ángulo: un mayor gasto en programas sociales y subsidios, sobre todo a la vivienda.
Sin embargo, en temas relacionados con la inmigración y sus efectos, ambos candidatos tienen posturas opuestas, destaca Kaempfe. Cabe recordar que el ámbito social ha sido el centro de los mayores esfuerzos de Harris durante esta campaña. Trump, por su parte, se mantiene firme con su política antiinmigración, lo que podría desencadenar un impacto desinflacionario en los salarios, algo que, a su vez, afectaría las decisiones de la Fed sobre las tasas de interés. Si esto pasa, se reducirían los espacios para los instrumentos de inversión.
Por último, con relación a los activos alternativos, el expresidente podría favorecer el crecimiento de criptomonedas y oro. Ya lo hizo en su primer gobierno, pues, ante la incertidumbre de la guerra comercial con China, los inversionistas voltearon hacia los activos refugio, como el metal precioso, para protegerse. “La actitud de Harris ha sido neutra respecto a las criptomonedas y no ha hecho mayores referencias a acentuar la postura comercial que tiene Estados Unidos con sus principales socios”, indica Guerrero.
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Oportunidades
El voto anticipado ya arrancó en Estados Unidos y Alabama es el primer estado en enviar las boletas a sus votantes elegibles.
Independientemente de quién gane las elecciones, la Fed probablemente bajará las tasas en el corto plazo, aunque la velocidad de estas reducciones sí dependerá de quién llegue a la Casa Blanca, destaca Kaempfe. En cuanto a ello, Guerrero recomienda a los inversores que consideren instrumentos de renta fija de mayor duración, principalmente de dos a cinco años, por el comportamiento que podría tener la Fed.
Si se ve que las posibilidades van favoreciendo a Trump, lo recomendable sería tener más acciones que bonos, mientras que, con Harris, nuevamente la recomendación sería optar por más renta fija, sin importar el instrumento que se elija.
“El mercado percibe de manera más amigable las propuestas de Trump porque van acompañadas de recortes de impuestos corporativos. Recordemos que en su primera administración hizo esto mismo hasta llevarlos a 21%, y ahora ha planteado incluso reducirlos a niveles de 15%. En cuanto a Harris, su propuesta es, más bien, elevar los impuestos empresariales y exigir mayor regulación, sobre todo en el caso del medio ambiente”, remarca Guerrero.
Aguirre, sin embargo, destaca que apostar por un escenario negativo al analizar el futuro de la economía de Estados Unidos es inadecuado. Aun así, considera fundamental tener en cuenta los matices que determinarán cómo será el aterrizaje de su economía y qué candidato propone un enfoque más suave y controlado para evitar una recesión.
“Hoy la economía estadounidense goza de pleno empleo, las empresas están sanas, los bancos igual, financieramente las personas también lo están y se tiene un factor de productividad como la inteligencia artificial, que además puede poner más utilidades en la mesa de las compañías. Entonces, es un buen momento para continuar invirtiendo”, recalca.
Los analistas aseguran que los inversionistas deben desarrollar diversas estrategias para aprovechar las oportunidades que genera una campaña electoral, manteniéndose informados de las tendencias económicas y políticas. Con las elecciones a la vista y el entorno económico en transformación, estas fechas son propicias para reevaluar posiciones y prepararse para un futuro que promete ser tanto dinámico como desafiante.
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