Lo que antes era considerado un pasatiempo o una actividad de divertimento, ahora es una forma de desarrollo profesional y reconocimiento mundial: los eSports.

Kuro "KuroKy" Takhasomi, alemán de origen iraní, sabe muy bien lo que esto significa. A sus 24 años de edad se ha convertido en el jugador con las mayores ganancias totales del mundo: US$ 3.4 millones, de acuerdo al portal esportsearnings.

Es actual capitán de Team Liquid –que el pasado agosto se coronó como campeón mundial del videojuego Dota 2– y comenzó en el mundo de los videojuegos con un Nintendo desde muy pequeño, luego de que una enfermedad en las piernas le impidiera salir a hacer deporte o jugar como los demás niños.

"Su carrera va en ascenso desde que se inició en los eSports, y cada año sus ingresos van en aumento", señala el sitio que recoge datos históricos desde 1998.

Sueldos se disparanLos sueldos elevados en los eSports se deben al crecimiento de la industria mediante patrocinios, los derechos de los medios de comunicación y la profesionalización de los equipos, señala el diario El País.

Expertos señalan que los atletas involucrados en el medio necesitan lo mismo que cualquier otro deportista: pasión, disciplina y dedicación.

El costeLas rutinas de entrenamiento pueden durar hasta 10 horas diarias, siete días a la semana, durante todo el año. Algunas de las jornadas en una Gaming House –casas donde conviven los integrantes de un equipo– incluyen ejercicios físicos para aliviar tensiones y mejorar reflejos.

Debido al ritmo agitado de vida, la salud emocional de los jugadores se puede ver afectada. Ante ello, son muchos los equipos que reciben entrenamiento psicológico, que los ayuda a manejar situaciones de alta presión.

Brecha de géneroNo es la excepción. La disparidad entre géneros se hace sentir en los eSports, donde las deportistas profesionales solo perciben parte de las millonarias ganancias.

Este es el caso de la canadiense de 20 años Sasha Scarlett Hostyn, campeona de StarCraft II, quien lidera el ranking femenino del mundo, pero no llega a facturar ni US$ 200,000 al año.

Debido a su desempeño en el mencionado juego, la joven consiguió el récord Guinness de mayores ganancias por una mujer con US$ 144,000; sin embargo, esto fue eclipsado por el hecho de que el mejor jugador de la misma categoría, Jan Ming-Chu, factura cerca de US$ 495,000.