La brasileña Amanda Momente posa con soltura ante la cámara, ataviada con un mono negro ajustado de la marca ‘plus size’ que creó a falta de opciones para vestirse y hoy forma parte de un negocio creciente en su país.
“La sociedad me juzgó por algo que yo convertí en inteligencia para crear una empresa”, dice a la AFP esta emprendedora de 34 años, que fundó la marca Wondersize en 2017.
La idea le vino al sentirse incómoda en el gimnasio: las prendas que compraba para ejercitarse en las tiendas le resultaban demasiado ajustadas, se transparentaban al estirarse o se enrollaban sobre sus muslos.
La solución fue crear su propio atuendo con una modista, y el resultado la motivó a dejar su ocupación de agente inmobiliaria e iniciar una carrera en la moda, cuenta la empresaria que luce una cresta rosada y cabello rapado a los costados.
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La moda moderna y colorida para personas de cuerpos voluminosos es parte de una tendencia internacional que desafía los cánones de belleza alejados de la realidad, especialmente respecto a las mujeres.
En Brasil, pequeños empresarios, influencers y modelos con cuerpos no convencionales consolidan ese movimiento ‘body positive’, impulsando la expansión del mercado de moda ‘plus size’.
“Producir moda para personas gordas no es hacer apología de la obesidad, sino dar opciones (...) Es la industria que tiene que vestir los cuerpos y no lo contrario”, dice Momente, cuyas prendas se venden online y en ferias especializadas.
En el país más poblado de Latinoamérica, con 203 millones de habitantes, un 57.25% de los mayores de 18 años tienen exceso de peso, y 22.5% entre ellos son obesos, según los últimos registros oficiales.
“Identidad y dignidad”
Mientras las grandes marcas reservan como mucho una pequeña parte de su oferta a las tallas grandes, pequeñas empresas apuestan por responder a una demanda “reprimida”, dice Marcela Liz, presidenta de la Asociación Brasil Plus Size (ABPS), de emprendedores y pymes.
Este sector se expandió más del 75% en una década hasta 2021, cuando alcanzó una facturación de unos 9,600 millones de reales (unos US$ 1,940 millones al cambio actual), según estimaciones de ABPS.
“La oferta mejoró, pero todavía estamos por debajo de la demanda y con expectativas de crecer hasta los 15,000 millones de reales hasta 2027″ (unos US$ 3,000 millones), señala Liz.
Pese a ello, la industria afronta un desafío de “altos costos por producir a baja escala y con mayor cantidad de materia prima”, agrega.
En la feria de tallas grandes Pop Plus realizada este mes en Sao Paulo, decenas de mujeres y hombres revuelven percheros de artículos de segunda mano y de diseñadores independientes.
Hay tops con transparencias, camisetas con inscripciones, faldas brillantes y otros modelos en tallas hasta la 70 (164 cm de cadera).
“El mercado veía a las personas gordas como personas sin gusto para la moda y con la única intención de esconder el cuerpo”, cuenta Flávia Durante, activista y fundadora de la feria que organiza varias ediciones al año.
Desde la primera en 2012, “hubo una evolución: antes solo encontrábamos ropa y no moda. La moda no es solo consumo, también es identidad y dignidad”, afirma Durante.
Inclusión definitiva
Letticia Munniz, presentadora de televisión y modelo ‘plus size’ de 33 años, participó en varias ediciones de la Fashion Week de Sao Paulo, fue tapa de revistas de moda e hizo numerosas campañas publicitarias.
Pero reclama a la industria de la moda una inclusión definitiva, sin retrocesos.
“Nuestro trabajo se fortaleció, pero aún entra en un lugar de cuotas. No somos considerados iguales”, dice la también influencer y activista brasileña.
Según Munniz, que suele vestir confecciones a medida, la presencia puntual de tallas grandes en pasarelas no garantiza su disponibilidad en las tiendas. De cabello y ojos castaños, se luce en redes sociales, alentando a su más de un millón de seguidores a valorarse.
“Todo cambia cuando encuentras algo que fue pensado para exaltar un cuerpo como el tuyo, y no para esconderlo”, dice en un posteo junto a su foto en la tapa de una revista.
Fuente: AFP
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