Daniel Moreira, entrenador de fútbol infantil de River Plate, Sergio Latorre, técnico de Sportivo Pereyra, y Daniel López, presidente de Santa Clara, analizaron cómo impactó la pandemia y los más de 100 días de cuarentena en la formación de los futbolistas juveniles argentinos.
El Área Metropolitana de Buenos Aires, la zona donde se encuentran la mayoría de clubes profesionales del país, comenzó hace unos días una etapa más estricta de la cuarentena obligatoria que se inició el 20 de marzo y que obligó a detener los torneos y entrenamientos.
“Las primeras dos o tres semanas nos mantuvimos expectantes porque no sabíamos bien cómo iba a seguir esto. Cuando pasamos el primer mes vimos que teníamos para un tiempo indefinido, para un tiempo largo, y empezamos a instrumentar”, explicó Daniel Moreira, entrenador a cargo de la categoría 2012 de River Plate.
"Hacemos encuentros vía Zoom, pero no es que hacemos entrenamientos virtuales. Lo que hacemos es un encuentro y vamos nosotros pensando diferentes actividades, juegos, trivias y vídeos de fútbol. Buscamos no perder el vínculo, pasar un rato con ellos y que se diviertan, que salgan un rato de lo que es el encierro", precisó
Sin embargo, remarcó que todos los juegos están vinculados al fútbol. “Priorizamos la parte lúdica. Tienen mucha tarea con el colegio y las clases virtuales. Hablamos de no darles tarea porque quizás los podemos llegar a cargar. La idea es que estén esperando el horario del Zoom para divertirse”, dijo.
A partir de los “doce o trece años” se les dejan vídeos de fútbol y luego se les hacen preguntas y los más grandes participan de charlas que organiza el club con exfiguras de River Plate, como Javier Saviola, Germán Pezzella, Andrés D’Alessandro o Martín Demichelis, entre muchos otros.
Para Moreira, los adolescentes tendrán más dificultades a la hora de regresar a los entrenamientos que los chicos.
"Entendemos que a edades más tempranas, cuanto más chiquitos son, quizás les afecte menos la reinserción, la vuelta a la actividad. Los más chicos son más absorbentes, son más esponjas para todo. La reinserción va a demandar un tiempo, pero va a costar menos", sostuvo.
"Cuando son adolescentes requerís una puesta a punto física, no tanto en infantiles de seis o siete años, que es solo agarrar la pelota. Cuanto más grandes son, más va a costar", añadió.
Moreira destacó la gran “infraestructura” que tiene River Plate y remarcó que, además de que cada categoría tiene su cuerpo técnico, cuentan con el apoyo de psicólogos y nutricionistas.
"Los chicos manifiestan todo de otra manera: se frustran más fácil al estar encerrados. Estamos cerca de los chicos", explicó.
Moreira contó también que el club sigue en la búsqueda de jóvenes promesas y que el departamento de captación recibió "más de 10,000" vídeos de chicos para ser evaluados.
"De esa cantidad enorme de vídeos que llegaron de todo el país, en mi categoría, la 2012, seleccionaron a dos y me enviaron los vídeos. Esos chicos se van a sumar a los encuentros por Zoom para familiarizarse con el grupo", dijo.
A diferencia de River Plate, la mayoría de los clubes barriales de Buenos Aires cuentan con recursos económicos escasos.
Sergio Latorre trabaja hace 20 años como entrenador de fútbol en Sportivo Pereyra, un club ubicado en barrio porteño de Barracas en el que se formaron futbolistas como Mauro Boselli y Juan Manuel Iturbe, entre otros.
"Estar tanto tiempo sin entrenarse los afecta un montón. A los más chiquitos, de cinco, seis, siete u ocho años, los complica no estar constantemente con la pelota, aprendiendo, pateando, aprendiendo cómo hay que poner el pie o llevar la pelota", señaló Latorre, que está a cargo de la categoría 2009 y está "armando" la 2014.
También dijo que esta pausa "complica más" a los adolescentes, a partir de la categoría 2009, porque pierden "mucha habilidad y la constancia".
Sportivo Pereyra es un club de barrio que no cobra cuota social a los chicos. Sin embargo, Latorre admitió que teme que la crisis económica que genera la pandemia haga que alguno de los chicos deje de ir al club.
"Tenemos muchos padres en el club que no están trabajando. Afecta un montón. Ojalá que los chicos sigan viniendo todos, yo creo que sí, pero hoy en día afecta demasiado a la gente. Es triste. Nadie estaba preparado para todo esto que pasó y que está pasando", afirmó.
"Cada vez que hablo con los chicos me dicen que extrañaban venir al club, jugar a la pelota, estar con los amigos. Hasta extrañan el colegio. Imagínate la falta que les hace el compartir, estar con la gente. Les ha afectado un montón. Extrañan el poder estar con sus amigos, correr, sentirse libres", añadió.
La cuarentena obligatoria en el Área Metropolitana de Buenos Aires se mantendrá, al menos, hasta el 17 de julio.
Sin embargo, Latorre no cree que el club pueda retomar su actividad habitual en el corto plazo.
"Si en un mes más no cambia algo, yo creo que este año lo tenemos perdido", indicó.
La gran mayoría de los clubes argentinos demostraron durante la pandemia del coronavirus el importante rol social que cumplen.
Un claro ejemplo es Santa Clara, ubicado en el barrio Ejército de los Andes (conocido como “Fuerte Apache”), en el partido de Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires. Allí jugó de chico Carlos Tevez, delantero e ídolo de Boca Juniors.
"Tenemos en este club alrededor de 120 chicos de baby (infantiles), 40 chicas de fútbol femenino y otros 40 chicos de futsal (fútbol sala), ya adolescentes. Estamos parados en este momento", señaló Daniel López, su presidente.
Desde el club están en contacto telefónico con los chicos que se entrenan en sus casas con conos, pelotas y "herramientas" cedidas por Santa Clara.
“Este club pasó de ser un club deportivo a ser un club social para la gente del barrio. Les brindamos un plato de comida, contención, mercadería o medicamentos. No es malo, pero lo que nosotros queremos es volver a la normalidad con nuestros chicos y que empiecen a jugar”, explicó López.