En 1946, el gobierno de Estados Unidos, en unión con una empresa, estableció un concurso llamado “Chicken of Tomorrow Contest” (en español el Concurso del Pollo del Mañana) con el objetivo de crear un pollo con muslos y pechugas que supere el tamaño promedio de esos tiempos.
Gran cantidad de granjeros y criadores del país norteamericano tenían la misión de desarrollar, a través de selección genética, un pollo que creciera rápidamente y su calidad de carne sea exquisita para las familias.
“Con la competencia se querían producir aves que pudieran ganar masa muscular rápidamente y que se pudiesen sacrificar a una temprana edad”, explicó a BBC Mundo Richard Thomas, experto en arqueología de las aves de la Universidad de Leicester, Reino Unido.
En aquellos años, este animal era criado para producir huevos y su crecimiento tardaba alrededor de cuatro meses.
Sin embargo, un estudio publicado en el 2014 por la Universidad de Alberta, detalló que el tamaño promedio de un pollo de engorde incrementó en un 400%.
Para Martin Zuidhof, uno de los autores de la investigación, confirmó que dicha competencia desarrollada en Estados Unidos influyó exponencialmente en el desarrollo de esta ave. Además, entre 4 a 5 semanas solían ser sacrificadas, a comparación de lo meses que se debía esperar y su precio, en base al artículo de la publicación The Economist, se redujo en un 47% desde 1960 hasta 2019.
Gracias a la competencia -incluyendo los métodos de producción industrial y el desarrollo tecnológico- facilitó a millones de individuos en poder adquirir este producto alimenticio.
Chicken of Tomorrow Contest
Un documental producido en 1948, que detallaba los lineamientos del concurso, destacaba que el pollo “ideal” debía tener un gran porcentaje de carne de pechuga y muslos.
Entonces, la compañía A&P ofreció US$ 10,000 para aquellos ganadores que cumplieran lo solicitado. Para ello, existía un jurado que evaluaría las uniformidad, tamaño, textura y plumas del animal, y el costo económico para producirlo.
Tras dos años de competencias estatales, Charles and Kenneth Vantress, procedentes de California, obtuvieron el primer puesto de la competencia al cruzar un Red Cornish y el New Hampshire Red. Por su parte, el empresario Henry Saglio, de Connecticut, obtuvo el segundo lugar.
Selección genética y producción industrial
Thomas destaca que existió “más y más selección genética” para estas aves con el objetivo de que logren una mayor masa corporal y sean sacrificados en poco tiempo.
Por su parte, Zuidhof declara que “los avances en ciencias computacionales y estadísticas permiten mejores decisiones genéticas”. No obstante, precisa que no sería el único factor para el crecimiento del pollo de engorde.
“El rasgo de la tasa de crecimiento, rendimiento y eficiencia son altamente heredables. Y como obtenemos muchos pollos cada año, el progreso de la selección genética es realmente rápido”, sostiene.
Estos pollos suelen ser criados en granjas donde gran cantidad de aves permanecen alrededor de 40 días de crecimiento. Asimismo, se alimentan de proteínas tales como maíz y soya.
Sin embargo, el experto en arqueología de las aves comenta que estos animales no logran sobrevivir fuera de este ambiente, pues su genética las hace dependientes a la tecnología de las granjas.
Walter Suárez-Sánchez, veterinario y doctor en comportamiento animal, determina que el desarrollo y producción que reciben estos pollos les genera resultados adversos como problemas de locomoción, dolor en las articulaciones a causa del peso elevado, insuficiencia cardíaca, entre otras enfermedades metabólicas.
¿Afecta a la salud humana?
Expertos en relación al tema indican que los cruces genéticos no genera daños directos en la salud del ser humano.
No obstante, Suárez-Sánchez manifestó que dichos actos producirían enfermedades víricas y bacterianas (salmonella, e-coli, etc.) a causa de la poca higiene que se realizan en las granjas donde habitan estos animales.
Por ello, ciertos granjeros suministran antibióticos a sus propios pollos, pero esta modalidad podría ocasionar problemas en salud humana por el simple hecho de que las bacterias crean una defensa contra estos fármacos.
Dicha situación ha conllevado a los científicos a producir nuevos cruces genéticos para generar pollos resistentes a enfermedades; sin embargo, Suárez-Sánchez precisa que la solución para proteger el bienestar animal y la salud pública es “hacer la transición a la producción de proteínas provenientes de otros organismos”.