La princesa Kako de Japón visitó este domingo los vestigios del templo inca del Qoricancha (templo del Sol) y posteriormente recorrió la Catedral de la ciudad del Cuzco, en el sur de Perú, país que visita para conmemorar los 150 años de relaciones diplomáticas bilaterales.
Kako, quien permanecerá en Perú hasta el miércoles próximo, recorrió el Museo de Sitio Qoricancha, ubicado en el centro histórico del Cuzco, sobre cuyos muros de construcción inca se levantó el templo de Santo Domingo.
Esta visita fue guiada por la gestora cultural Vera Tyuleneva y acompañada por el fraile dominico Isaac Quispe.
Posteriormente, la princesa visitó la Catedral de Cuzco, en la plaza de Armas de la antigua capital del imperio de los Incas, a cuya salida saludó y pudo ser fotografiada brevemente por los periodistas.
Kako, de 28 años y sobrina del actual emperador nipón, Naruhito, viajó al Cuzco siguiendo los pasos de su hermana mayor, Mako, quien estuvo en Machu Picchu cuando visitó Perú en 2019 antes de abandonar la Casa Imperial tras su matrimonio.
La princesa está asumiendo muchos de los compromisos y roles que desempeñaba su hermana, entre ellos la presidencia honorífica de varias organizaciones y su participación en viajes internacionales.
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En ese sentido, el viernes participó en Lima en las actividades oficiales por los 150 años de las relaciones diplomáticas bilaterales, junto con el viceministro peruano de Relaciones Exteriores, Ignacio Higueras.
En ese encuentro, Perú y Japón destacaron el “excelente nivel y el dinamismo” de su relación bilateral “en sus ámbitos político, económico-comercial y de coperacióón técnica”, según informó la Cancillería local.
Higueras presidió el acto oficial de bienvenida a la princesa, que posteriormente participó en la presentación de un sello postal conmemorativo, tuvo un encuentro con la comunidad nikkei (descendientes de japoneses) y visitó un albergue para ancianos en el norte de Lima.
“Hace 124 años, en 1899, 790 japoneses llegaron a Perú en el (barco) ‘Sakura Maru’. Quisiera fijar en mi mente y guardar en mi corazón que los inmigrantes japoneses y sus descendientes superaron muchas dificultades y penas y se han desempeñado con honestidad, diligencia y ayudándose unos a otros, y que han contribuido a la sociedad peruana, ganándose su confianza”, indicó.
También recordó la visita de sus abuelos, los ahora emperadores eméritos, en 1967, momento en el que inauguraron el Centro Peruano Japonés en Lima y el viaje a Perú de sus padres hace diez años, así como el de su hermana mayor, hace cuatro.
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