Xavier Urios, Gerente General de la Cámara Oficial de Comercio de España en el Perú
70 mil casos de violencia de género atendidos en los Centros de Emergencia Mujer en el primer semestre del año es un buen pretexto para que dediquemos al menos unos minutos a pensar en el 25 de noviembre. Este dato nos habla de una sociedad que aún se resiste a hacer unos cambios cada vez más urgentes.
Pero tú, querido lector, esto no va contigo. Tú nunca pusiste la mano sobre tu pareja, tu madre o tu hermana. Eso lo hacen otros. Tú eres una buena persona, tienes estudios y tus inquietudes intelectuales te protegen de cometer estos excesos.
Pues no parece que seamos tan inocentes los que no levantamos la mano contra nuestras mujeres. Según la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales del INEI, un tercio de la población cree que la mujer merece un castigo si falta el respeto a su pareja y más de la mitad considera que las mujeres deben cumplir primero el rol de madre, esposa o ama de casa y luego sus sueños.
Uy, ya no son 70 mil, ahora parece que los implicados somos uno de cada tres o más…
Hace unos días me comentaba una buena amiga que había dejado a su pareja por violencia psicológica. Mi primera reacción interna fue pensar que era una exagerada y no supo manejar su relación. Por suerte callé y disimulé mi lamentable pensamiento. Estuve varios días intentando analizar porqué fue esa la primera idea que me vino a la cabeza, cuando sé bien que mi amiga es una persona extremadamente respetuosa con todos. Y, claro, al cabo de unos días conseguí llegar al fondo de ese pensamiento: he sido educado en una cultura tan machista que de forma espontánea tengo tendencia a pensar las relaciones humanas en clave de poder y control, especialmente con las mujeres. Soy lo que soy y mi único camino es aceptar que tengo tarea para toda mi vida. Fui educado en unos valores que incluían que la mujer es débil, se debe dominar y controlar.
Parece que somos más de un tercio los que estamos directa o indirectamente vinculados a este problema social que parecía solo afectar a una minoría...
Tengo la suerte de trabajar en una organización donde todos los lunes y como parte de nuestra reunión semanal de equipo, analizamos el micromachismo de la semana. Si bien al inicio era un momento de tensión entre nosotros, tras varios años, lunes a lunes, se ha convertido en un espacio educativo donde nos reímos de nosotros mismos y buscamos sencillas estrategias para reaprender a relacionarnos entre nosotros y con terceros. Hoy es un espacio de identidad en nuestra organización. Muchos lunes terminamos satisfechos al encontrar una salida a pequeños comentarios y reacciones que parecen inofensivos, pero que son el origen de la violencia de género con la que convivimos desde hace demasiado tiempo.
Eliminar los prejuicios y estereotipos de género normalizados que justifican la discriminación y la violencia de género se ha convertido en parte de nuestro día a día en el trabajo. Hemos logrado mirarlos de frente para aprender a identificar esas conductas y entender el impacto que tienen en nuestras relaciones. Desde Líderes por la Equidad promovemos justamente esto: convertir nuestros lugares de trabajo en espacios para promover el cambio dentro de nosotros y en nuestra sociedad.
Qué pena, este año el 25 de noviembre no cayó en lunes. Seguro que tendríamos una buena reunión de equipo.