La pandemia tuvo un impacto sin precedentes en la salud mental de personas de todas las edades y en todo el mundo. El aislamiento social, la pérdida de seres queridos, la incertidumbre económica y el miedo al virus exacerbaron los trastornos de salud mental preexistentes y dieron lugar a nuevos casos. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de la ansiedad y la depresión aumentó en un 25% en el primer año de la pandemia.
En ese contexto, y al igual que muchos otros aspectos de nuestras vidas, la tecnología empezó a transformar sectores de una forma muy rápida e impensable. Si el teletrabajo se veía más remoto y logró calar en muchas empresas y en todas las generaciones, el cuidado de la salud mental a través de aplicaciones es quizás el siguiente gran cambio impulsado por la pandemia.
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Una búsqueda rápida de aplicaciones relacionadas al “mindfulness” como Calm o Headspace y sus millones de usuarios dan una idea del impacto y necesidad de las personas de encontrar una solución digital donde antes era muy limitada, en tratamientos más específicos como adicciones (I Am Sober), o en otros públicos como los niños (Respira, Piensa y Haz con Plaza Sésamo).
La generación Z, hoy casi la cuarta parte de la población mundial, ha crecido con los smartphones y la relación con ellos es muy estrecha, incluso más íntima que el contacto físico directo. Aunque no reemplaza las terapias tradicionales, investigaciones en el “Journal of Medical Internet Research” han destacado la eficacia de estas herramientas digitales en mejorar los síntomas de la depresión y la ansiedad. Su accesibilidad y conveniencia eliminan barreras significativas para buscar ayuda, además de evitar el estigma con el que la salud mental se presenta y existe en muchas sociedades.
Las terapias tradicionales también dieron un paso al mundo digital con la telepsicología y teleterapia. Apps especializadas en suscripciones con acceso ilimitado a terapias como BetterHelp o Talkspace son un gran ejemplo. Estudios demostraron que la terapia en línea puede ser tan eficaz como las sesiones cara a cara para muchos trastornos, ampliando el acceso a aquellos en áreas remotas o con limitaciones para asistir personalmente. No solo ha permitido la continuidad del tratamiento durante la pandemia sino que también ha introducido a muchas personas a la atención de la salud mental por primera vez.
Con el reciente lanzamiento de las Apple Vision Pro que están impulsando el mercado de la realidad virtual (RV) y aumentada (RA), es muy posible que abran nuevas vías para el tratamiento de trastornos de salud mental. La RV, por ejemplo, ha sido utilizada para simular situaciones sociales para aquellos con ansiedad social, proporcionando una forma segura de practicar habilidades sociales y de afrontamiento en un mundo donde las interacciones reales fueron limitadas. La terapia de exposición por RV también se utiliza para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT), permitiendo a pacientes enfrentarse a sus miedos en un entorno controlado y seguro. La RA, por otro lado, ha mostrado potencial en el tratamiento de la ansiedad, proporcionando técnicas de relajación y mindfulness en entornos enriquecidos virtualmente.
La inteligencia artificial (IA) también ha ingresado en la salud mental. Una startup como Claire & Me levantó más de un millón de dólares en financiamiento al proponer un coach de salud mental que te acompaña a través de mensajes y llamadas telefónicas. La diferencia es que no es una persona, sino una IA. Y aunque para algunas personas resulta difícil de digerir, para otras es la forma natural de no sentirse estigmatizados por su ansiedad o depresión.
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Existen, por supuesto, desafíos y dilemas éticos. La privacidad de los datos es particularmente sensible dado el tipo de información al que se accede. Además, existe el riesgo de dependencia de las aplicaciones y plataformas, así como la posibilidad de que la tecnología pueda malinterpretar las emociones o necesidades de los usuarios debido a limitaciones en la comprensión contextual por parte de la IA.
Lo que no se pone en duda es que la tecnología está transformando el campo de la salud mental, ofreciendo nuevas herramientas para el diagnóstico, tratamiento y apoyo. Y las nuevas generaciones tienen una relación muy diferente con la tecnología. Si antes era impensable confiar en una inteligencia artificial por el temor hasta cinematográfico que ha generado por muchos años, hoy es capaz de hacer que las personas vivan mejor y en un estado mental de bienestar, siempre comprendiendo sus limitaciones.
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