Escribe: Eduardo Morón, presidente de Apeseg.
Es increíble la velocidad a la cual se producen los cambios. Hace sólo diez años nuestro mercado laboral y nuestras calles no estaban llenas de trabajadores asociados a un delivery, ellos eran una casi invisible minoría. Más bien se trataba de empleados de un restaurante que ofrecía como parte de su servicio el que trajeran a casa tu pedido. Hoy, a diferencia de lo que pasaba antes, ese mismo repartidor que nos trae cuerdas para la guitarra, más tarde entrega joyas o un postre.
El mercado laboral ahora tiene un gran número de trabajadores de plataformas electrónicas. Esas plataformas nos brindan el servicio de conectar de manera digital un consumidor y un proveedor de bienes y servicios. En la lógica del funcionamiento de estas plataformas, el servicio brindado por ellas es simplemente de conectar esa necesidad con un proveedor. Las personas que están afiliadas a estas plataformas podrían en principio estar afiliadas a más de una plataforma.
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Hace un tiempo se anunció una huelga de los trabajadores afiliados a esas plataformas y esto motiva mis reflexiones. ¿Cómo podemos dar mejores condiciones sin introducir legislación que pretenda imponer una realidad de siglo XIX en un mercado laboral del siglo XXI? En Perú y en el mundo hay una corriente que busca legislar sobre el trabajo de las personas que hacen uso de estas plataformas para obtener ingresos, a los cuales llaman trabajadores para sesgar la regulación a que dichas personas sean tratadas como si ocupasen puestos de trabajo formales dependientes. Lo cierto es que, al igual que el resto de los trabajadores, estos trabajadores son heterogéneos. En algunos casos, encuentran trabajos dentro de una única plataforma durante 8 horas al día. Pero en otros casos, sus trabajos los encuentran en varias plataformas a lo largo del día; inclusive algunos sólo lo hacen de manera eventual (por ejemplo: taxi de regreso a casa, repartidor de sábados por la mañana, etc). Por lo tanto, tratar de imponerles el actual esquema de protección social del que goza el resto de los trabajadores formales es inapropiado.
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¿Por qué pides más con una plataforma que con otra? Por la calidad de su servicio. Entonces, podría hacerles sentido a los dueños de estas plataformas introducir esquemas de protección social progresivo como incentivos para conseguir alinear sus intereses con los de los “trabajadores” afiliados a dichas plataformas. Como administrador de una plataforma me gustaría poder decir que 99% de los viajes fueron calificados con 5 estrellas, o que el 99% de las entregas se hicieron a tiempo. Es decir, si me importa el talento de esos afiliados, ¿cómo me aseguro de retenerlos dentro de mi plataforma?
Podríamos diseñar los beneficios de retención en formato de protección social. Por ejemplo, uno podría pensar en otorgar un seguro de vida que se asemeje al seguro de vida ley. Por cada mes que el afiliado logra un nivel de satisfacción de X% la plataforma aumenta el nivel de su cobertura frente a una muerte accidental o natural. Lo mismo podría aplicarse para un esquema que busque que dichas personas accedan en un futuro a una pensión para su vejez.
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La pregunta que se cae de madura es si es que esto hace sentido a ambos ¿por qué estamos esperando una regulación del Congreso o del Ejecutivo en vez de resolver ese tema autorregulándonos?
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