1. Entre mis propósitos para el 2024 estaba escribir menos columnas sobre Petroperú. Ciertamente no como respuesta a la amenazante carta notarial que me envió la empresa en diciembre –carta que, por supuesto, publiqué y generó el efecto opuesto al deseado por sus escurridizos autores–, sino porque hay muchos otros temas que ameritan ser tratados. Sin embargo, me veo obligado a dejar de lado el referido propósito de Año Nuevo. ¡Qué frustración!
2. El Minem y Petroperú nos sorprendieron esta semana llevando un planteamiento inaudito al primer Consejo de Ministros del año. Quieren que el Estado realice un nuevo y multimillonario apoyo financiero a la empresa petrolera estatal, sin que esta haya cumplido con lo que se comprometió a hacer cuando fuimos forzados a realizar un aporte de S/ 4,000 millones en noviembre del 2022 (adicional a los US$ 750 millones del préstamo de “corto plazo” que se le había otorgado en abril de ese año).
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3. Recordemos que el D.U. que autorizó esa capitalización obligaba a la empresa a adoptar un plan de reestructuración con el objeto de reforzar su gobernanza y sostenibilidad financiera. Sin embargo, hasta hoy, no se sabe nada de dicho plan. No estamos seguros desde cuándo la nueva refinería estará operando al 100%, ni cuáles son sus rendimientos. En abril del 2022, se dio “inicio de la puesta en marcha progresiva” de la refinería y, desde entonces, las noticias al respecto han sido contradictorias y poco claras. A tal punto que supuestamente habríamos llegado al 100% de la implementación en repetidas oportunidades. Es decir, poco o nada de transparencia; más bien, la opacidad es la norma en Petroperú, como sustentan los hechos mencionados en este párrafo y el informe presentado a los ministros este lunes.
4. A pesar de lo anterior y de que las pérdidas de los años 2022 y 2023 fueron las más altas de los últimos 30 años, el ministro de Energía y Minas –un funcionario con licencia de Petroperú– consideró conveniente plantear al nivel más alto del Gobierno un nuevo rescate financiero, sin ninguna otra propuesta que seguir haciendo más de lo mismo. Es inaudito plantear esto cuando fue justamente la deficiente –por no decir pésima– gestión de la empresa la que llevó a que esta acumule pérdidas por cerca de US$ 1,700 millones en estos dos años. Así es, Petroperú ya “se fumó” el aporte de capital y el préstamo que nos forzaron a darle en el 2022. Y, en vez de ordenar la casa, vienen por más.
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5. Sin analizar las causas detrás de estas pérdidas, el lunes pasado, el Minem y Petroperú elevaron al Consejo de Ministros una petición de aumento de capital de US$ 1,900 millones (US$ 1,150 millones frescos y US$ 750 millones provenientes de la capitalización del préstamo de abril de 2022 que no puede repagar). Además, solicitaron que se gestione un nuevo crédito garantizado por la república de US$650 millones. Así, en medio de una recesión y de una fuerte contracción de los ingresos fiscales, en que muchísimas necesidades de la población no pueden ser atendidas, el Minem consideró oportuno plantear que el fisco apoye a la empresa petrolera con US$ 2,550 millones adicionales.
6. ¿A cambio de qué? Aparentemente, de nada nuevo, solo de más de lo mismo. ¿Qué pasó con la necesidad de atraer capital y gestión privada a la empresa? ¿Cuáles son los planes y acciones tomadas para transferir los lotes del noroeste que Perupetro le adjudicó de “manera temporal” por dos años? ¿O es que no está en sus planes hacerlo? Pareciera que no, pues en la presentación hecha a los ministros, Petroperú mostró cómo mejorarían sus resultados si es que le adjudican el Lote X este año, el lote más importante del noroeste peruano. ¿En serio? La hemorragia parece no tener fin y, lo que es peor, las autoridades sectoriales parecen no entenderlo.
7. En mi columna del 09/11/2023 (“Crónica de un derrame anunciado”) señalé: “Seguramente, la falta de transparencia y la ineptitud con que se está manejando la crisis deteriorará aún más la situación de la empresa”. Desgraciadamente, no me equivoqué. Además, me referí a los riesgos ambientales y sociales en que se estaba incurriendo al otorgarle a Petroperú la operación de más de 70 plataformas petroleras marinas, sin tener la experiencia ni los recursos para hacerlo. Pero poco importó. Había que supuestamente fortalecer a Petroperú dándole más lotes, aunque un desastre ecológico pudiese terminar de hundirla.
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8. Petroperú difícilmente va a enmendar el rumbo si su Junta General de Accionistas no lo exige y es ahí donde radica el problema. La visión del Minem, que ha permeado en Perupetro y Petroperú –ahora, transparentada al gabinete ministerial y a todos los peruanos–, es que esta última empresa debe fortalecerse sin importar el costo: aportes de capital, financiamientos extraordinarios, documentos cancelatorios, concesiones de lotes entregados a dedo, etc. Así, se ha convertido a Petroperú en un barril sin fondo. Esto ni es razonable ni es lo que necesitamos los peruanos. Más bien, lo que se requiere es de un cambio de visión y de gestión, tanto en Petroperú como en Perupetro, pero sobre todo en el Minem.