
Escribe: Enrique Castillo, periodista
La última encuesta de CPI nos trae algunas cifras que no representan una novedad a estas alturas, pero también nos ofrece algunas que deberían “jalarnos el ojo”.
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Cuando se pregunta por la intención de voto, seguimos casi con las mismas cifras por los mismos cuatro o cinco postulantes y en el mismo orden. Obviamente es muy temprano todavía para que las cifras y los lugares se muevan con más dinamismo, pero también estos resultados siguen siendo la prueba del poco entusiasmo que hasta hoy genera en la población las opciones que los partidos nos presentan.

Es curioso, pero ante un electorado que pide renovación, y que está integrado casi en un 50% por jóvenes que van desde los 18 hasta los 40 años, las planchas y las listas ofrecen una mínima cantidad de jóvenes y nuevas figuras. Lo mismo pasa con una notoria ausencia de los representantes regionales, y ni que decir de las mujeres. Quizás por eso se producen resultados que para algunos pueden parecer inexplicables como en el caso del Apra o quizás se dé en Acción Popular.
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Otra cifra que no sorprende es la de la desaprobación del Congreso. Luego de un hipo mínimo por deshacerse de Dina Boluarte, vuelve a su triste y vergonzosa realidad, vía canastas navideñas; bonos para trabajadores y congresistas; ampliación de presupuesto; trabajadores a quienes les paga el Congreso con dinero público, pero trabajan en un local partidario; o cámaras de filmación que salen en comisión de servicio a giras electorales.
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Una cifra que es reveladora es la de la desaprobación del Ministerio Público. Más del 82% desaprueba a esa institución, números que se ha ganado a pulso, por la “fina cortesía” de fiscales de la Nación y fiscales supremos que se han dedicado a enfrentarse en una lucha por el poder, y en una confrontación política que ha buscado la Fiscalía de la Nación para evitar que entren “los otros”, y para ejecutar una agenda particular que poco tenía que ver con la agenda que la población esperaba de ellos. Lo peor de todo es que esa guerra interna se ha librado sin la menor vergüenza por la imagen que todos estaban proyectando.
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Pero hay otras cifras que quizás pasan desapercibidas, pero que algo nos dicen.
Una de ellas es la de la aprobación de José Jerí. Luego de un inicio que muchos consideraron fulgurante y extraordinario, esta encuesta nos trae lo que podría ser un punto de inflexión, aunque obviamente debemos esperar algunas otras encuestas para determinar si se trata de una tendencia o es otro hipo, aunque ahora hacía abajo.
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En la encuesta de este mes. José Jerí baja cuatro puntos en su aprobación, y sube la misma cantidad en su desaprobación. No siguió subiendo, y, por el contrario, cedió algunos puntos. ¿Por qué?
Es indudable que la ineficacia del estado de emergencia, el incremento del número de asesinados, el permanente ataque armado a las unidades de transporte, y la misma o peor sensación de inseguridad surgen como la más importante causa. Pero no es la única.
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Lo de Beca 18 ha sido un golpe muy duro, y muy mediático. El Gobierno pudo corregirlo, pero parece que tuvo otras prioridades, y ha dejado la sensación de que no le importa el presente y el futuro de un programa que parecía exitoso, ni la expectativa de tantos jóvenes que presentaban un futuro promisorio. ¿Debería esto provocar el cambio del ministro de Educación?
Otro factor puede ser el fuerte y desbordado protagonismo del presidente del Congreso que permite a muchos mantener la narrativa de que quien manda en el Perú es el Congreso de la República, y que José Jerí es solo un alfil de este. Quizás por eso también en la encuesta de CPI se consigna que el 19.9% dice que el personaje con más poder es José Jerí, pero un cercano 15.1% dice que es Keiko Fujimori.
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Lo del Reinfo también juega en contra. Siempre se señaló que el Reinfo vencía indefectiblemente en diciembre de este año, pero ahora las cosas cambian bastante. Hasta el cierre de esta columna, el Congreso quiere ampliarlo a dos años más, pero el Ejecutivo, en lugar de oponerse a la ampliación, dice que solo debe ser un año. ¿En qué momento pasamos de no más Reinfo, a no dos años, pero sí un año? Esto deja la sensación que José Jerí le quiere tirar el problema al siguiente Gobierno, como en algunas otras cosas también.
El fracaso estrepitoso y vergonzoso de los Bolivarianos; los informes periodísticos sobre el entorno de José Jerí; el problema en la frontera sur; y el caso de Betssy Chávez (56% no está de acuerdo con la ruptura de relaciones diplomáticas con México y sólo 33.8% la aprueba, según esta encuesta de CPI); pueden también haber puesto sus décimas en la caída.
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Falta saber cuánto puede impactar el injustificable y mediático maltrato a los reporteros de RPP, lo que recordó a muchos lo que hacía Dina Boluarte; así como el hecho de empezar a echarle la culpa del incremento de la delincuencia a antiguos ministros del Interior, lo cual es, muchas veces, signo de frustración y bajos resultados.
Quizás por todo esto José Jerí ha empezado a cambiar su discurso y luego de un entusiasmo a prueba de balas del ejercicio de la encargatura de la Presidencia, ahora señala que fue elegido como congresista y no como presidente, a modo de justificación. Y no nos sorprenda si dentro de poco asistimos a algún ajuste en el gabinete ministerial.








