Nutricionista de MAPFRE
Latinoamérica es, en conjunto, el mayor productor de alimentos del mundo y juega un papel fundamental en la seguridad alimentaria global. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción de la región es suficiente para suplir las necesidades calóricas de uno de cada seis habitantes del planeta. Sin embargo, esta podría verse severamente afectada a raíz de la crisis de desabastecimiento generada por la guerra entre Rusia y Ucrania.
La agencia de cooperación Welthungerhilfe reveló que solo en el Perú, como consecuencia de la guerra, el precio de los alimentos subió entre un 8% y 11.3% y el costo de los fertilizantes aumentó un 300%. El disparo de los costos pone en riesgo la producción de las familias que se dedican a la agricultura.
La inflación se siente cada vez más en el bolsillo de los peruanos. Alimentos como el pollo, la papa, la leche, el aceite y los huevos incrementan su precio constantemente obligando a algunas familias a realizar ajustes en sus presupuestos de compras semanales para llegar a fin de mes sin perjudicar su calidad de vida.
Alimentarnos es una parte fundamental de nuestro día a día. Cuando lo hacemos no solo satisfacemos nuestro apetito sino también proveemos a nuestro cuerpo de los nutrientes que necesita para realizar funciones vitales. Pero, ¿cómo alcanzar una nutrición óptima cuando los precios siguen subiendo?
A mayor variedad de alimentos, mayor diversidad de nutrientes. Esto nos da la licencia de ser creativos, de salir de los alimentos tradicionales y buscar alternativas más económicas con un aporte similar y, en algunos casos, mayor de nutrientes; solo requerimos de algo de esfuerzo y flexibilidad. Así, podemos reemplazar una manzana importada por una de origen local o un kilo de papas por otras variedades de tubérculos como la yuca, oca, maca u ollucos.
Otra estrategia es comprar en los mercados locales cercanos a nuestro hogar. En estos establecimientos no solo se consiguen menores costos sino también productos más frescos. De igual manera, al adquirir verduras y frutas, optar por las que están en temporada nos permitirá acceder a precios más bajos. Y si optamos por acudir a un supermercado, las marcas blancas que ofrecen las mismas cadenas de supermercados pueden ser una opción para bajar el ticket promedio de nuestras compras.
El contexto de precios altos también es una oportunidad para priorizar los alimentos más nutritivos y prescindir de aquellos que no contribuyen con un estilo de vida saludable como el azúcar refinada, el fast food y los alimentos procesados que carecen de mayores aportes nutricionales y pueden ser perjudiciales a largo plazo.