Presidente del Instituto del Futuro
Las últimas semanas han sido motivo de celebración para quienes siguen la campaña de vacunación en el Perú, alcanzando un 53% de vacunados en la población objetivo. Sin embargo, esto no puede ser motivo de complacencia. Como en otros momentos críticos de la pandemia, debemos mirar hacia quienes mejores resultados han obtenido en su manejo y aprender de ellos. Países como Nueva Zelanda o Taiwán que empiezan a abandonar la estrategia de Covid Cero, es decir, la idea de que es posible erradicar completamente la presencia del virus en el país y que en cambio, debemos acostumbrarnos a convivir con él. Tenemos que aprender del éxito de estos países en el manejo de la pandemia, especialmente de las estrategias puestas en marcha complementarias a las campañas de vacunación que hoy avanzan mejor de lo esperado hace unos meses.
Un caso emblemático del cual podemos aprender es el de Taiwán. A la fecha, con una población de unos dos tercios de la del Perú, apenas ha registrado 16,380 casos en total y 847 muertes confirmadas. Este éxito no se debe a una rápida campaña de vacunación, apenas se ha llegado a inmunizar un 28% del total de su población objetivo. La respuesta al éxito de su manejo de la pandemia viene de un despliegue altamente coordinado y efectivo de medidas como el rastreo de contactos y su aislamiento posterior. Medidas que conocemos pero que aun así no hemos logrado implementar con suficiente éxito.
El expertise de Taiwán con enfermedades previas como el SARS y la agilidad de sus autoridades para aprender y reaccionar a nueva información es lo que les ha permitido desplegar estas medidas con éxito. Incluso cuando en mayo de este año experimentaron su primer brote de contagios significativo, supieron reaccionar rápidamente y ajustar sus protocolos, de modo que desde hace ya tres meses los casos diarios no pasan de 20.
El éxito en el manejo de la pandemia no es la única razón para mirar hacia Taiwán. El tigre asiático ha logrado obtener los resultados descritos mientras a la vez se priorizó preservar las libertades civiles de sus ciudadanos. Se evitó con éxito entrar en cuarentenas masivas, restringir las actividades del día a día por la mayor parte de la pandemia, implementar medidas invasivas como el rastreo de dispositivos móviles y se pusieron en marcha campañas altamente efectivas contra la desinformación.
En un año en que se vio como necesario el despliegue de restricciones a las libertades en el nombre de la lucha contra la pandemia la gran mayoría de países vieron sus indicadores democráticos perjudicarse en rankings internacionales como el Democracy Index de la Unidad de Inteligencia del Economist (EIU). En cambio, Taiwán consiguió controlar el virus mientras a la vez logró pasar a ser considerada una democracia total en el ranking – a diferencia del Perú que figura como una democracia con fallas – al aumentar considerablemente su puntuación. Desde el Perú, debemos mirar hacia Taiwán y otros casos de éxito similares con el objetivo de aprender cómo han logrado un manejo efectivo de la pandemia como democracia.
Taiwán en particular ha mostrado una disposición a cooperar con otros países durante la pandemia a través de donaciones de mascarillas, compartiendo su experiencia y otros recursos. Buscar una mejor relación con ellos sería lo más sensato. Sin mencionar todo lo que podemos aprender de su tan exitoso modelo de desarrollo y ganar de una mayor integración económica con un líder en industrias tecnológicas a través de tratados comerciales como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP).
Enfoquémonos en cultivar amistades que nos enriquezcan como país, con las que compartamos valores democráticos y aprendamos de las lecciones que tienen para ofrecer. Así, navegar un mundo en que la tecnología es cada vez más crucial, el populismo acecha y el objetivo Covid Cero parece una fantasía será mucho más fácil y menos turbulento.