Encuesta. A seis meses de haber asumido como presidenta de la República, Dina Boluarte no logra llegar al 20% de aprobación, salvo en Lima o en el sector A/B. La base de esta calificación radica en que al consultarle a los encuestados sobre las cualidades de la mandataria –capacidad para gobernar, la confianza que genera y su honradez y honestidad– no consigue una nota aprobatoria.
Ni siquiera sumando a quienes la califican de regular logra superar el 50%. El premier y el ministro de Economía tampoco tienen una imagen positiva que pudiera ayudar a la presidenta.
Más allá de situaciones concretas que pudieran comprometerla, se trata de una percepción generalizada que, si bien no impide gobernar, sí complica la legitimidad de las decisiones que tome el Gobierno y mantiene en una cuerda floja al país, con un riesgo permanente de que las manifestaciones contra el Ejecutivo se vuelvan a activar.
Pero la falta de aprobación no es un tema únicamente del Gobierno, al Congreso no le va mejor. Su presidente tiene un 68% de desaprobación y una de las últimas decisiones tomadas por el Poder Legislativo, la elección del nuevo defensor del Pueblo, es quizás unas de las medidas más criticadas. La mayoría de los peruanos consultados está en contra de su designación pues consideran que se parcializará a favor de una posición política.
Tampoco ha dejado un buen sabor de boca en la población la manera en que se está manejando la denuncia contra los llamados “Niños”; un alto porcentaje considera que, a pesar de que merecen ser denunciados, entre congresistas se protegen y por eso no los denuncian. Debido a ello, creen que sí deben ser denunciados y que los parlamentarios deberían convocar a otra votación.
Por el bienestar del país, resulta indispensable que los poderes del Estado escuchen lo que piensa la población. Aunque no se diga, está claro que la apuesta es no adelantar las elecciones y mantener al Gobierno hasta el 2026. Pero para conseguirlo, sin repetir la conflictividad que se vivió entre diciembre del año pasado y enero de este año (y que implicó un alto número de compatriotas fallecidos), es necesario dar señales que ayuden a mejorar la percepción existen.
Desde el Congreso se debe evitar blindar a los malos elementos y realizar elecciones basadas en criterios técnicos. Ello sería un primer paso. Desde el Ejecutivo, mayor transparencia por parte de Boluarte ante las investigaciones que se vienen realizando y mayor diligencia para acelerar las inversiones que se requieren.
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