Escribe: Jose Martínez, Vicepresidente Ejecutivo de Inversiones, RIMAC Seguros.
Es probable que durante la próxima década la mayor parte del crecimiento económico global se concentre en las economías emergentes. De acuerdo con el FMI, el conjunto de las economías emergentes debería crecer a una tasa promedio anual de 4.3% en el 2024 y el 2025 y mantener un ritmo similar durante la próxima década.
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A pesar de que este ritmo de crecimiento más que duplica la tasa esperada para las economías desarrolladas, los mercados bursátiles no descuentan esa realidad. Por el contrario, después de un rally casi ininterrumpido en los últimos trece años, muchos mercados desarrollados cotizan hoy a valorizaciones que, en términos de su potencial de rentabilidad, duplican las valorizaciones que prevalecen en mercados emergentes.
En teoría, las valorizaciones más altas deben reflejar un mayor potencial de crecimiento. Naturalmente, los inversores van a estar dispuestos a pagar más por las empresas que proyectan un mayor crecimiento en sus utilidades. Si esto es así, existe una evidente contradicción entre las expectativas de crecimiento para las economías emergentes y las valorizaciones de sus mercados bursátiles. Desde el 2011, esta contradicción ha llevado a muchos analistas a pronosticar, sin éxito, una inminente recuperación en los mercados menos desarrollados.
Según el sitio web World PE ratio, algunos mercados emergentes como Brasil y México se encuentran hoy relativamente baratos. Sin embargo, esta divergencia podría estar reflejando no una desviación temporal de estos mercados con relación a sus valores normales; mas bien podría ser explicada por cambios fundamentales en la estructura económica del mundo. Entre ellos podemos mencionar:
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En primer lugar, el mercado bursátil de los EE. UU. representa alrededor del 70% de los mercados de países desarrollados. En este sentido, las valorizaciones de este país determinan, en gran medida, las valorizaciones en esta parte del mundo. Las tasas de crecimiento esperadas para la economía norteamericana fluctúan entre 2.5% y 3%, de las más altas en el mundo desarrollado y similares a las esperadas para muchas economías emergentes como Perú, México, Brasil o Chile.
En segundo lugar, la mayor parte del cambio tecnológico, en la actualidad, se concentra en los países desarrollados. Esto repercute en la tasa de crecimiento de la productividad de estas economías y en la rentabilidad de sus empresas. La India, es la excepción que confirma esta regla. Esta economía es uno de los mercados más vibrantes del mundo gracias al progreso tecnológico. De hecho, las valorizaciones bursátiles en la India son más parecidas a las de EE. UU. que a las de otros mercados emergentes.
Finalmente, dentro del grupo de mercados emergentes se sigue considerando a países con estructuras económicas muy diferentes. América Latina y Europa del Este tienen estructuras demográficas más parecidas a las del mundo desarrollado. América Latina y África sustentan su crecimiento en la exportación de materias primas. Europa del Este y buena parte de Asia se especializan en la producción de tecnología, servicios y bienes manufactureros. Las altas tasas de crecimiento esperadas para el mundo emergente son un promedio que oculta una enorme diversidad.
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