Catedrático de las Universidades del Pacífico y UPC. Director de la Maestría en Tributación de la UPC
En la primera mitad del 2022, nuestro país empezó a entablar conversaciones con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para buscar ser parte de los 38 países miembros que conforman este grupo de élite mundial.
El 10 de junio de 2022, como se recuerda se publicó la Hoja de Ruta para la Adhesión de Perú a la Convención de la OCDE, la cual contiene puntos claves que nuestro país debería desarrollar para elevar y modificar su status de “socio” al de “miembro” de la OCDE. Entre las recomendaciones, las hay de tinte social, ambiental y político, pero también se encuentran aquellas con impacto en la economía, y entre éstas, las que se discutirían en el ámbito tributario.
Los hitos tributarios en la Hoja de Ruta consisten básicamente en eliminar la doble imposición internacional, adoptando el modelo tributario de la convención OCDE; comprometerse a participar mediante la Asistencia Administrativa en fines fiscales, sea brindando información financiera o asegurando la predictibilidad de los riesgos tributarios o de la posibilidad de incurrir en la doble imposición; además se debería de combatir los delitos fiscales, siguiendo los principios globales del Consejo de la OCDE.
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Asimismo, en septiembre del presente año, se publicó un estudio económico de nuestro país realizado por la OCDE, señalando que la pandemia habría revelado debilidades estructurales, como la alta informalidad y marcadas disparidades regionales en el acceso a los servicios públicos. Además, se destacó el estancamiento del crecimiento de nuestro país, reconociendo la vital importancia de mejorar la recaudación fiscal y la eficiencia del gasto, para brindar así mejores oportunidades a cada ciudadano, sin importar su localización en el país.
A juicio de este estudio, es imperativo que los ingresos tributarios se vean incrementados rápidamente; ello en función a que, dichos ingresos representan apenas hoy el 17% del Producto Bruto Interno, y este porcentaje sería sumamente bajo en comparación con otros países.
Ante ello, se sugiere invertir en tecnologías de la información para combatir la evasión fiscal, además de reforzar a la SUNAT, con el fin de evitar pérdidas anuales que ascenderían al 5% del PBI. Este aspecto, junto a la enorme informalidad y altos gastos gubernamentales, representarían un perjuicio a las posibilidades de nuestro país para prosperar económicamente, con miras al futuro cercano.
Otro punto interesante, acotado por el presente documento, es la de otorgar gradualmente más poderes tributarios a las regiones del Perú, simultáneamente definiendo las responsabilidades administrativas de cada Gobierno Regional. Según se prevé, esto mejoraría la implementación y eficiencia de inversiones en infraestructura, en lugares ajenos a la capital.
Nuevamente se hace hincapié en simplificar los regímenes tributarios, puesto que los múltiples existentes hoy en día respecto del impuesto a las empresas provocan una elevada evasión fiscal, fomentan la informalidad, incentivan a las empresas a seguir siendo pequeñas, y conlleva una baja productividad y/o la subdivisión artificial de estas empresas.
La creación de regímenes que no alienten a las empresas a quedarse pequeñas actuaría más bien de manera positiva a la hora de incentivar a los sujetos informales a dejar de serlo, y formar parte de la economía formal, y, al mismo tiempo, se estarían generando nuevos contribuyentes.
El pasado 4 de octubre, tras haber participado en la Comisión - OCDE del Congreso de la República, el ministro de Economía, resaltó las recomendaciones de la OCDE en el aspecto negativo que representan los retiros extraordinarios de la AFP, afirmando que estos generan desprotección social y serían actos irresponsables. Cabe resaltar que esta discusión aún no ha llegado a su fin, toda vez que el proyecto de ley que plantea esta liberación aún está por someterse a debate y voto. Por otro lado, semanas después a aquellas declaraciones, el ministro afirmó que su propuesta de simplificación de regímenes tributarios estaría lista en noviembre y sería enviada al Congreso en dicho mes, con lo cual al parecer estaríamos ad – portas del tan esperado cambio.
Siendo así, es evidente que si bien las recomendaciones de la OCDE y sus informes no han sido en vano y fueron, cuando menos, revisados por el Gobierno, siempre será bueno seguir nuestros propios criterios económicos y tributarios, en razón de nuestra particular realidad, y no aplicar simplemente -bajo notorio facilismo y “a pie juntillas”-, recetas foráneas, muchas veces “de gabinete” y solo por el prurito de ser miembro de un ente internacional. Esa “medalla” puede resultar cara e inaplicable.
Qué todo lo que se haga sea entonces por el bien del país y su crecimiento sostenido. Lo tributario tiene mucho que actuar en ese sentido.
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