La idea de equilibrio entre la vida y el trabajo parece proponer que el mundo puede dividirse perfectamente en dos: lo que hacemos para la oficina y lo que hacemos para nosotros mismos. En muchos casos incluso, la categoría trabajo se asocia con actividades cansadas, tediosas, que requieren esfuerzo; mientras que las actividades de vida son todas aquellas que nos generan descanso y placer. Sin embargo, ¿es realmente tan simple?