Al prolongarse la sequía en el Amazonas, las autoridades brasileñas se afanan para llevar alimentos y agua a miles de poblaciones aisladas en el vasto territorio donde el único medio de transporte es el fluvial.
En el estado de Amazonas, 59 de sus 62 municipios, con 633.000 habitantes, se encuentran en estado de emergencia. En Manaus, la capital, el río Negro, un importante afluente del Amazonas, se encuentra en su nivel más bajo desde que se empezaron a llevar registros, hace 121 años.
Una de las localidades más afectadas es Careiro da Varzea, a orillas del Amazonas cerca de Manaus. El martes, la municipalidad distribuyó equipos de emergencia empleando una balsa diseñada para el transporte de ganado.
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The Associated Press acompañó la entrega a dos localidades. La balsa atracó a varios kilómetros de ellas, lo que obligó a los habitantes, principalmente campesinos y pescadores, a caminar grandes distancias por lechos de ríos convertidos en interminables bancos de arena y fango.
Cada familia recibió un paquete de alimentos básicos y 20 litros de agua, suficiente para unos pocos días, pero un fardo pesado para cargarlo bajo el calor abrasador.
“Tendré que llevar el paquete de comida sobre mi espalda por media hora”, dijo Moisés Batista de Souza, un agricultor de la pequeña población de Sao Lazaro, a la AP. Dijo que el mayor problema es el del agua potable. La fuente más cercana le exige una larga caminata desde su casa.
“Todos en Careiro da Vareza han sido afectados por la sequía”, dijo Jean Costa de Souza, jefe de defensa civil de este municipio de 19.600 habitantes, en su mayoría en zonas rurales. “Desgraciadamente, la gente no tiene agua. Algunos perdieron sus cosechas y otros no pudieron transportar su producción”.
Costa de Souza dijo que la municipalidad finalizará la semana próxima la entrega de provisiones a las poblaciones rurales. Están planificando otras dos entregas, pero eso depende de la ayuda que envíen los gobiernos estatal y federal.
Las sequías son parte del ciclo climático de la Amazonía, con lluvias leves de mayo a octubre en la mayor parte de la selva. Este año, dos fenómenos la han prolongado: el calentamiento de las aguas tropicales en el norte del Atlántico y El Niño —el calentamiento de las aguas superficiales en el Pacífico ecuatorial— que alcanzará su pico entre diciembre y enero.
Fuente: AP
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