La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, dijo este lunes que los tipos de interés en la eurozona se mantendrán en niveles “suficientemente restrictivos tanto tiempo como sea necesario” para que la inflación baje hacia el objetivo del 2%.
“Consideramos que nuestros tipos han alcanzado niveles que, mantenidos por una duración suficientemente larga, harán una contribución sustancial al retorno oportuno de la inflación hacia nuestro objetivo”, afirmó en un debate con la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.
Lagarde reiteró así el mensaje que la institución ha venido repitiendo desde que el 14 de septiembre decidió subir otros 25 puntos básicos los tipos de interés, hasta el 4.5% en el caso del tipo rector, sin determinar todavía durante cuánto tiempo deberían mantenerse en este nivel.
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Insistió en que las futuras decisiones sobre los tipos de interés dependerán de sus perspectivas de inflación en función de los datos económicos que vayan llegando, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de su política monetaria; y rehusó dar indicaciones sobre si habrá nuevas subidas.
Reiteró, sin embargo, que no piensan en una bajada y que el Consejo de Gobierno “no ha discutido recortes en los tipos”.
Lagarde aseguró que el BCE “tiene en mente el sufrimiento que inflige” la subida de tipos de interés, pero defendió que cuanto más rápido llegue la inflación al 2% y más estables sean los precios “menos doloroso será en adelante para los que invierten y los que han tomado prestado”.
“Sabemos que un 30% de hogares en los Estados miembros tienen hipotecas con tipo variable y es duro. Y sabemos que el precio del combustible (...) también está pesando en los hogares con ingresos más bajos, pero también sabemos que nuestro deber es devolver la inflación a su objetivo”, aseguró.
La presidenta del BCE subrayó que la inflación está cayendo, “pero se espera que siga demasiado alta por demasiado tiempo” y señaló, en particular, que las “presiones de precios domésticas siguen siendo fuertes”, con la inflación de los servicios empujada por el gasto en vacaciones y viajes y el “alto crecimiento de los salarios”.
Destacó asimismo que se espera que la economía de la eurozona de debilite en el tercer trimestre de este año, tras haberse estancado el primer semestre, impactada por la menor demanda de exportaciones de la eurozona, las condiciones financieras más duras y el debilitamiento del sector servicios.
Las últimas proyecciones del BCE rebajaron el crecimiento previsto para este año y el próximo, al 0.7% y al 1%, respectivamente, y apuntan a que la inflación se moderará hasta el 5.6% al final de 2023, al 3.2% en 2024 y se acercará al objetivo en 2025, con un 2.1%.
Por otra parte, Lagarde volvió a pedir a los Gobiernos de la eurozona que retiren las medidas de apoyo que adoptaron frente a la crisis energética ahora que esta se está disipando para “evitar aumentar las presiones inflacionarias a medio plazo”.
Les llamó asimismo a adoptar políticas fiscales encaminadas a “reducir gradualmente la alta deuda pública” y aumentar la productividad de la economía europea.
En este sentido, instó a encontrar un acuerdo sobre las reglas de disciplina fiscal de la Unión Europea “antes de final de año” para tener un nuevo marco cuando los Gobiernos tengan que preparar en otoño de 2024 sus presupuestos para 2025.
“Si no ocurre, dada la sucesión de elecciones en los Estados miembros, al Parlamento Europeo, es probable que se posponga y posponga demasiado tiempo”, dijo Lagarde.
Otro de los temas de discusión de la comparecencia era el exceso de liquidez que actualmente tiene el sistema, a pesar de que, según compartió Lagarde con los eurodiputados, se ha reducido en un billón de euros en el último año por dos motivos: los reembolsos de los créditos a bancos dentro de la tercera ronda de operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTRO III) y la venta de títulos adquiridos en el programa de compra de activos.
Dentro de este punto, la presidenta del BCE recordó que el banco está llevando a cabo una revisión de su marco operativo para establecer el tamaño y la composición óptima de su balance - y por tanto el nivel adecuado del exceso de liquidez -, un ejercicio que espera concluir durante la primavera de 2024.
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