Las instituciones de la Unión Europea y veintidós Estados miembros, entre ellos España, firmaron hoy una declaración en la que se comprometen a ayudar a la industria fotovoltaica europea a superar la “crisis” por el empuje de China, pero sin voluntad de entrar en una guerra comercial contra Pekín.
“Se necesitan más acciones urgentes a corto plazo para afrontar la crisis en la industria manufacturera europea”, señala la llamada Carta Solar Europea, suscrita durante un consejo informal de ministros de Energía celebrado en Bruselas.
Firman la declaración la Comisión Europea, así como 22 Estados miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, España, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa y Rumanía) y la patronal sectorial Solar Power Euerope y compañías como Enel, Engie o Solarwat.
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Destacan que el despliegue de paneles solares en la UE en 2022 y 2023 al calor de la crisis de precios de la energía permitió ahorrar 15,000 millones de metros cúbicos (15 bcm) de importaciones de gas ruso, pero lamentan la dependencia respecto a China.
“La mayor parte de la demanda de los módulos solares en Europa está cubierta con importaciones de un solo proveedor, China, una concentración que crea riesgos a corto plazo para la resiliencia de la cadena de suministro y a largo plazo para la estabilidad de precios debido a la dependencia de proveedores de fuera de Europa”, advierten.
El sector fotovoltaico comunitario, que cuenta con 650,000 empleos -el 90% de ellos en instalación- y se espera que lleguen a un millón en 2030, se ha visto lastrado por una caída de los precios de los paneles en los últimos años que hace la “insostenible” la situación, dicen.
“Está debilitando la producción europea existente y amenaza las inversiones planeadas de nuevas plantas de manufactura anunciadas en los dos últimos años”, lo que ha llevado a algunos fabricantes a reducir la producción y anunciar que se trasladarán a otras jurisdicciones, como Estados Unidos, indican.
Por ello, y tomando como base la Ley Industria Cero Emisiones Netas, la UE se comprometen a “promover un suministro sostenible de alta calidad de paneles fotovoltaicos en Europa”.
El bloque europeo se conjura para utilizar todas las posibilidades de financiación comunitaria y aboga por acciones como crear condiciones favorables para la producción y las inversiones en la UE o buscar “formas innovadoras de despliegue de paneles”, como vincularlos a los cultivos agrícolas o a los techos de los coches.
También sugieren que en las subastas de renovables no solo se tenga en cuenta el precio, sino también criterios como la resiliencia, la sostenibilidad, la responsabilidad corporativa, la innovación y la ciberseguridad.
La Comisión Europea, en concreto, pretende financiar más proyectos industriales fotovoltaicos, trabajar con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y asistir a los Estados miembros a diseñar los criterios de sostenibilidad o responsabilidad corporativa en las subastas de renovables.
El Ejecutivo comunitario también se compromete a “explorar” la inclusión de las iniciativas de manufactura de paneles solares en los proyectos de interés común que se financian con fondos europeos.
Tensión con China
La declaración llega después de que la Comisión Europea anunciara en las últimas semanas la apertura de dos investigaciones sobre presuntas prácticas anticompetitivas vinculadas con China y relacionadas con la energía renovable fotovoltaica y eólica, que siguen a otra en curso sobre vehículos eléctricos.
Sin embargo, la perspectiva de una guerra comercial con China a propósito de las renovables genera incertidumbre.
El secretario de Estado de Energía de Alemania, Sven Giegold, celebró en declaraciones a la prensa que la energía solar esté “en auge en Europa”, aunque lamentó que sea “gracias a los subsidios a las compañías chinas”.
No obstante, el alemán se mostró reticente a imponer sanciones comerciales porque “suelen causar más daño que soluciones” si no se miden bien y se inclinó por “no cerrar el mercado” porque los Veintisiete no podrían “ser autosuficientes en este momento”.
En ese sentido, la declaración señala en su último punto que se evaluarán “todas las pruebas de supuestas prácticas desleales presentadas por la industria o por otras fuentes independientes”, y dentro de un año, la Comisión Europea evaluará los progresos de los compromisos recogidos en la Carta Solar Europea.
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