Donald Trump. (Foto: AFP)
Donald Trump. (Foto: AFP)

El regreso de a la presidencia de representa un reto para la(UE) en el comercio alimentario, ante la posibilidad de nuevos aranceles y la difícil resolución de disputas en el sistema multilateral.

Durante la campaña, Trump prometió aumentar los aranceles a las importaciones tanto de sus socios comerciales como de rivales como China, pero está por ver cómo lo hace.

En ese hipotético caso, el especialista del laboratorio de ideas Bruegel Ignacio García Bercero señala a Efeagro en Madrid que el comercio exterior de la UE se vería seriamente afectado, sin olvidar el impacto que tendría la inflación en EE.UU. y en los mercados de capitales.

Ante el desafío que supone el proteccionismo de Trump, García Bercero sostiene que la UE debe mostrarse dispuesta con la mayoría de los países a mantener el funcionamiento del sistema comercial multilateral.

También recomienda al bloque comunitario asumir una posición de liderazgo buscando aliados en América Latina, el Indo-Pacífico y África, e impulsando acuerdos comerciales como el firmado con Mercosur o los que negocia con Indonesia y la India.

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El impacto de los aranceles

El investigador del Centro de Estudios de Política Europea (CEPS) Andreas Kopp coincide en que la imposición de nuevos aranceles a productos europeos puede perjudicar a los consumidores estadounidenses, que deberán pagar más por ellos, y dependerá de cómo muchas industrias europeas puedan trasladarse apara evitarlos.

Kopp afirma que los países europeos deberían permanecer unidos y prepararse para la negociación, planificando lo que podrían ofrecer con vistas a lograr un acuerdo.

Sobre las relaciones comerciales internacionales, asegura que el sistema multilateral depende de que los actores más grandes sancionen las violaciones de las reglas, un papel que EE.UU. tiene “muy poca intención de seguir desempeñando”.

En su opinión, los países grandes pueden beneficiarse del bilateralismo imponiendo sus condiciones a otros más pequeños, por lo que no es descartable que la Administración busque acuerdos bilaterales con determinados miembros de la UE, algo imposible bajo los actuales tratados de la Unión.

El experto Jacob Kirkegaard, del Instituto Peterson de Política Internacional (PIIE) -con sede en Washington-, advierte del riesgo “muy alto” de aranceles por parte de EE.UU., los cuales pueden centrarse en industrias estratégicas, incluyendo productos de la UE.

Las relaciones comerciales con España

EE.UU. es el primer mercado de destino para los alimentos y bebidas de España fuera de Europa y el séptimo socio comercial, con exportaciones valoradas en casi 3,000 millones de euros entre enero y octubre del 2024, según los últimos datos de comercio exterior.

En el 2019, Trump ya impuso en su primer mandato aranceles adicionales a 113 productos españoles -suspendidos en el 2021 por cinco años- en medio del contencioso por los subsidios a Airbus y Boeing, mientras siguen aplicándose a la aceituna negra de mesa por otra disputa.

Con esta experiencia previa, la industria alimentaria española ha llamado a continuar impulsando las negociaciones para la eliminación definitiva de estas barreras, al tiempo que mantiene la promoción en ese mercado estratégico con una demanda creciente.

También ha pedido que se mantenga el diálogo y se respeten los acuerdos alcanzados en la Organización Mundial del Comercio

Parálisis en la OMC

No obstante, la Administración estadounidense se resiste a cumplir las resoluciones de la OMC -como el fallo contra el arancel a la aceituna negra- y lleva años bloqueando la renovación de su órgano de apelación, encargado del arbitraje de disputas internacionales.

Kirkegaard no cree que EE.UU. vaya a hacer nada por resolver el bloqueo del mecanismo de resolución de disputas ni entrar en ninguna iniciativa nueva de la OMC -donde en las últimas décadas apenas ha habido avances en el comercio agrícola-, por lo que otros países deberán intentar mejorar su funcionamiento de forma voluntaria.

Otra cuestión es Ucrania, que condicionará las relaciones transatlánticas, de modo que, si no se alcanza un acuerdo, la UE “debería continuar buscando nuevas iniciativas comerciales con otros países para reducir su comercio con EE.UU. y tomar represalias contra cualquier nuevo arancel estadounidense”.

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