Las autoridades chinas están haciendo todo lo posible para reforzar su control sobre el tercer mayor mercado de deuda pública del mundo.
El viernes, en una medida muy poco habitual, los reguladores ordenaron a los bancos rurales de la provincia china de Jiangxi que no hicieran el settlement de recientes operaciones de deuda pública, incumpliendo así sus obligaciones con el mercado.
Fue la última de una serie de intervenciones diseñadas para enfriar un repunte del mercado que llevó los rendimientos a mínimos históricos y avivó la preocupación oficial de que los bancos se han expuesto demasiado al riesgo de las tasas de interés.
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Por ahora, las intervenciones parecen estar surtiendo el efecto deseado: tras tocar un mínimo histórico de alrededor del 2.12% a principios de este mes, en medio de los crecientes indicios de desaceleración económica en China, la tasa de referencia a 10 años ha aumentado constantemente hasta situarse en torno al 2.22%.
Pero el riesgo es que la intromisión de las autoridades desvincule al mercado de sus fundamentos económicos y socave la confianza de los inversionistas a largo plazo. Los intentos del gobierno de intervenir en el comercio de acciones y divisas en los últimos años —con consecuencias a veces caóticas— han disuadido a los gestores de fondos internacionales.
En una señal de lo profundo que sigue siendo el pesimismo hacia los activos del país, los datos de la semana pasada mostraron que los extranjeros retiraron una cantidad récord de dinero de China en el segundo trimestre.
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“El Banco Popular de China había estado advirtiendo repetidamente al mercado sobre los riesgos de las tasas desde abril, pero las tasas han seguido bajando”, dijo Becky Liu, jefe de estrategia macro de China en Standard Chartered Plc. “Esta vez, quieren enviar un mensaje lo suficientemente fuerte al mercado, para que reconozcan mejor su nivel de ‘comodidad’ con los bonos a largo plazo, para reducir futuras posiciones especulativas”.
Lo que dicen los estrategas de Bloomberg...
“Todo esto reduce la transparencia del mercado, algo que los inversores globales en renta fija aprecian, y podría impedirles comprometer fondos en bonos chinos cuando hay muchas opciones que compiten en todo el mundo. El rally de la deuda puede haber terminado por ahora, pero las secuelas podrían tardar meses en limpiarse”.
-Mark Cranfield, estratega macroeconómico
La saga subraya el dilema en el que se encuentra Pekín: mientras tiene que apoyar la economía manteniendo bajos los costos de los préstamos, intenta asegurarse de que el dinero no sea tan barato que se forme una burbuja de bonos que ponga en peligro la estabilidad financiera.
Las autoridades tienen presente el colapso del Silicon Valley Bank, el cual compró bonos del Tesoro estadounidense antes de que subieran los tipos, y han estado intentando limitar los riesgos en las instituciones financieras.
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Entre las medidas recientes, al menos cuatro firmas chinas de corretaje de valores iniciaron la semana pasada medidas para reducir la negociación de bonos del Estado, según personas con conocimiento del asunto. Una de ellas dijo que el cambio seguía las directrices de las autoridades. Los reguladores también han pedido a algunos de los mayores bancos estatales del país que registren los detalles de los compradores de los bonos soberanos, una señal sutil para frenar a los especuladores.
En Shanghái, la sucursal del Banco Popular de China en esa ciudad pidió a algunas instituciones financieras de la región una reunión para discutir los riesgos del mercado de bonos, dijeron personas familiarizadas con el asunto.
Los volúmenes de negociación de los bonos del Estado a 10 años cayeron el lunes a 58,000 millones de yuanes (US$ 8,100 millones), sólo el 48% de la media de la semana pasada, según datos del Sistema de Comercio de Divisas de China.
“Las preocupaciones del PBOC sobre los riesgos financieros son válidas. Pero parece incierto si sus medidas son suficientes para elevar el rendimiento a largo plazo”, escribió el economista de Citigroup Inc Xiangrong Yu en una nota el lunes. “Incluso la intervención directa sería temporal, pero los rendimientos de los bonos se deciden en última instancia por los fundamentos económicos”.
La deuda pública china ha subido este año por las sombrías perspectivas económicas y las expectativas de recortes de las tasas de interés. La falta de alternativas atractivas, como el sector inmobiliario y las acciones, y el paso del ahorro a las inversiones financieras han avivado la demanda. Ni siquiera el aumento del endeudamiento público para impulsar el estímulo fiscal ha logrado desanimar a los compradores.
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