Por primera vez, en más de 30 años, la bolsa japonesa está viviendo un inesperado boom. El principal índice bursátil del país, el Nikkei 225, no había estado tan alto desde principios de la década de 1990, cuando la economía de Japón aún experimentaba su “milagro” y antes de que comenzara la conocida como “Década Perdida”.
En lo que va del 2023, el índice subió casi un 30% gracias -en gran medida- a la apuesta de los inversionistas internacionales por las acciones de las empresas japonesas.
Ese optimismo se explica, en parte, por los cambios que está impulsando la Bolsa de Valores de Tokio, como la reforma para que las empresas paguen más dividendos a sus accionistas o recompren acciones de su misma compañía. Por lo general, ese tipo de cambios hacen que el precio de las acciones de una empresa aumente.
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En un país donde muchos de los directivos no ven a los accionistas como aliados, los cambios podrían provocar un efecto dominó entre las empresas a medida que las grandes compañías comiencen a implementarlos, afirma un informe de BBC.
Al respecto, el valor de los títulos de gigantes como Mitsubishi y Honda han subido cerca de 50% este 2023.
Los responsables de la bolsa nipona advirtieron que las empresas que no se adapten a las nuevas reglas podrían quedar fuera del mercado bursátil en 2026.
Todo esto ocurre en el marco de una economía considerada sólida, con una moneda débil y tasas de interés muy bajas, justo cuando muchas de las economías más grandes del mundo las tienen a niveles históricamente altos.
¿Demasiado optimismo?
El gobierno japonés también ha estado presionando a las empresas que cotizan en la bolsa del país para que devuelvan más dinero a los inversionistas, aumentando su atractivo para los fondos extranjeros.
Sin embargo, algunos analistas han advertido que los inversionistas están demasiado optimistas sobre un cambio en las actitudes de los directivos japoneses.
Economistas de Bank of America (BofA) advirtieron que la euforia por comprar acciones de empresas japonesas es “prematura”. Esto no significa que no vean potencial de cara al futuro. En concreto, BofA cree que puede ser una “operación potencial para 2024″.
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En un país con un histórico problema de deflación, es una buena noticia que la inflación haya vuelto. El gasto de los consumidores está aumentando (así como las previsiones de incrementos salariales) y los turistas extranjeros están de regreso.
Así, las expectativas de crecimiento son mejores para la economía japonesa que para las de otros países desarrollados.
Las estimaciones de crecimiento del Producto Interno Bruto para este año han subido a un 2,7%, mientras que otros países como Estados Unidos y los de la UE están sorteando, con suerte, una posible recesión.
En medio de las dificultades internacionales, Japón está en una mejor posición que el resto de las grandes economías.
Pero una de las interrogantes que está en el aire es por cuánto tiempo se extenderá este positivo momento económico y si las reformas implementadas en el mercado bursátil traerán un efecto expansivo hacia el resto de la economía.
Con información de la BBC
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