La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó este miércoles el informe “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022″, documento que alerta sobre la falta de acceso a una dieta saludable de más de 131 millones de personas en el continente.
A las profundas consecuencias derivadas de la pandemia de COVID-19 en toda América Latina y el Caribe se sumaron los efectos nocivos de la guerra en Ucrania y una desaceleración económica que, junto con los múltiples impactos del cambio climático, llevaron al alza a los precios de feritilizantes y alimentos.
Se trata, según el organismo, de una contradicción en la que vive esta parte del planeta: con un potencial de producción alimentaria que sostendría a 1,300 millones de personas -el doble de su población-, la región registra altos niveles de malnutrición, hambre e inseguridad alimentaria incluso por sobre los promedios globales, con un 40.6% de la población sufriendo inseguridad alimentaria moderada o grave en el 2021.
De acuerdo con el nuevo informe de Naciones Unidas, el 22.5% de las personas en América Latina y el Caribe no cuenta con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable. En el Caribe, un 52% de la población ha sido afectada por esta situación; en Mesoamérica este número alcanza el 27.8% y en América del Sur el 18.4%.
La falta de asequibilidad a una dieta saludable, asegura la organización, está asociada a su vez a diferentes indicadores socioeconómicos y nutricionales, estableciendo una relación entre el nivel de ingresos de un país, la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad.
“Ninguna política por sí sola puede proporcionar la solución a esta problemática. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición”, señaló el subdirector y representante regional de FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
“Para contribuir a la asequibilidad de dietas saludables, se requiere crear incentivos para la diversificación de la producción de alimentos nutritivos dirigidos principalmente a la agricultura familiar y productores y productoras de pequeña escala, medidas para la transparencia de los precios de estos alimentos en los mercados y el comercio, transferencias en efectivo y otras acciones como la mejora de los menús escolares”, agregó.
Rol de los mercados
La FAO, en su publicación, aseguró que tanto las políticas comerciales como los mercados pueden jugar un importante rol en la mejora de las condiciones alimentarias del continente, fomentando la transparencia y eficiencia para recudir la incertidumbre, mejorando la previsibilizando y estabilidad del comercio agroalimentario en la región.
“Hablamos de la región del mundo con la dieta saludable más costosa, lo que afecta particularmente a las poblaciones vulnerables —pequeños agricultores, mujeres rurales y poblaciones indígenas y afro-descendientes—, las cuales destinan un mayor porcentaje de ingresos a la compra de alimentos”, dijo la directora regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Rossana Polastri.
“Para revertir esta situación, debemos promover soluciones innovadoras que diversifiquen la producción y aumenten la oferta de alimentos saludables y que mejoren el acceso de los pequeños productores a los mercados y los alimentos de calidad”, agregó.
Panorama socioeconómico
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó en diciembre pasado que la desaceleración de la región se profundizará este 2023 y que la tasa de crecimiento será solo del 1.3%, un 0.1% menos que lo estimado en octubre pasado.
Panorama desalentador que afecta con mayor fuerza, según los datos de la FAO, a los niños y niñas menores de 5 años y las mujeres, pues sufren una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los hombres.
Por otro lado, los niveles de hambre en la región siguen en aumento: entre el 2019 y el 2021, esta cifra aumentó en 13.2 millones, alcanzando un total 56.5 millones de personas con hambre en el 2021.
América del Sur lideró esta tendencia, donde 11 millones de personas adicionales padecieron hambre. Entre 2019 y 2021, el hambre alcanzó una prevalencia del 7.9% en América del Sur, 8.4% en Mesoamérica y 16.4% en el Caribe.
Otras cifras presentadas en el informe señalan que la región registra una importante evolución con respecto a la prevalencia de la desnutrición crónica en niños menores de 5 años.
En el 2020, esta cifra fue del 11.3% en América Latina y el Caribe, aproximadamente 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial. Sin embargo, 3.9 millones de niños y niñas de hasta 5 años padecen sobrepeso.
Fuente: EFE