Argentina está aumentando las tasas de interés y devaluando su moneda en un intento por tranquilizar a los inversionistas, a medida que los activos se desploman el lunes después de que un populista que prometió quemar el banco central obtuviera un apoyo sorprendentemente alto en las elecciones primarias.
El Gobierno se apresuró a devaluar su tipo de cambio oficial hasta en un 18% a alrededor de 350 pesos por dólar y aumentó su tasa de interés clave en 21 puntos porcentuales al 118%, en un cambio de política drástico a medida que se queda sin fondos para defender su moneda.
El peso cayó hasta un 14% en los mercados paralelos a un mínimo histórico antes de reducir las pérdidas, mientras que la deuda de la nación, que ya estaba en zona de riesgo crediticio, provocó bajas en los mercados emergentes. Las acciones también cayeron y un ETF negociado en Estados Unidos en un momento registró su mayor retroceso desde marzo de 2020.
La liquidación se produjo después de que la angustia de los votantes llevara a Javier Milei al primer lugar en las elecciones primarias del domingo, con alrededor de un tercio de los votos. El congresista se identifica como libertario y apoya dolarizar la economía.
“A los inversionistas les gusta el mensaje económico de Milei, pero temen la ejecución y el riesgo institucional, considerando su falta de poder en el Congreso y su estilo agresivo”, dijo Alejo Costa, el estratega jefe para Argentina de BTG Pactual en Buenos Aires.
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El congresista hizo campaña contra una clase política que, a su juicio, manejó mal la economía durante años, dejando al país tambaleándose de crisis en crisis. Argentina está a punto de experimentar su sexta recesión en 10 años y está haciendo frente a una inflación que supera el 100%. Milei dijo que puede controlar los aumentos de precios si se sustituye el peso por el dólar estadounidense, una medida que, según muchos economistas, provocaría un caos financiero.
Pero si los pocos detalles que Milei ha revelado sobre su programa de Gobierno desconciertan a los economistas tradicionales, los argentinos desesperados por trazar un nuevo rumbo no parecen demasiado preocupados por sus amenazas de “quemar” el banco central del país. Las multitudes aplauden cuando describe a los políticos como delincuentes, ladrones y criminales que arruinaron la economía.
El domingo por la noche y con casi el 90% de los votos escrutados, la coalición opositora de centroderecha estaba en el segundo lugar, con alrededor del 28% de los votos, mientras que el partido de izquierda en el poder le seguía con alrededor del 27%.
“Los resultados son absolutamente sorprendentes. Por primera vez durante la democracia argentina, un candidato sin estructura partidaria es el más votado. Los resultados pueden cambiar, pero el mensaje es muy claro: gano el ‘voto hartazgo’, antisistema y de castigo a la clase política tradicional”, dijo Fernando Losada, director gerente de Oppenheimer & Co. en Nueva York.
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Al igual que el brasileño Jair Bolsonaro y Donald Trump en Estados Unidos, outsiders populistas con los que a menudo se compara a Milei, el argentino también tiene opiniones sociales provocativas. Ha dicho que eliminará el recién creado Ministerio de la Mujer y una institución gubernamental que aboga contra el racismo, endurecerá las restricciones al aborto y facilitará la compra de armas en un país en gran medida desprovisto de armas de fuego domésticas.
Los analistas políticos han dicho que sus opiniones incendiarias sobre temas sociales pueden dificultar la formación de coaliciones y la aprobación de su programa.
La “lectura general del mercado será negativa”, dadas las incógnitas sobre Milei y los resultados que muestran que la principal coalición conservadora, Juntos por el Cambio, tuvo un desempeño inferior, dijo Patrick Esteruelas, jefe de investigación de Emso Asset Management en Miami. “Esto prolongará la incertidumbre y es posible que se produzcan ventas precipitadas”.
La incertidumbre continuará
Los inversores probablemente conocerán más detalles de las propuestas económicas de los candidatos en las próximas semanas. Argentina celebra elecciones presidenciales el 22 de octubre y, si es necesario, una segunda vuelta el 19 de noviembre. Para evitar un balotaje, el principal candidato debe obtener el 45% de los votos válidos en la primera vuelta, o el 40% si mantiene una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre el segundo. Una victoria absoluta también fortalecería la representación del partido ganador en el Congreso.
Según Javier Casabal, estratega de renta fija de Adcap Securities en Buenos Aires, el sólido desempeño de Milei hace poco probable que un candidato alcance el umbral necesario para ganar en octubre.
Por ahora, Milei representa la incertidumbre, según Casabal, quien cree que es poco probable que la mayoría de los votantes abandonen sus coaliciones, al menos de forma masiva, por lo que el caso base debería ser una segunda vuelta en noviembre.
Independientemente de quién gane la presidencia, el Gobierno entrante tendrá por delante la monumental tarea de controlar una inflación de tres dígitos y devolver dólares a las reservas del banco central, que se han desplomado a su nivel más bajo en 17 años.
Según Claudia Calich, jefa de deuda de mercados emergentes de M&G Investments, la primera tarea del próximo Gobierno será deshacer las actuales políticas insostenibles.
“Eso va a ser absolutamente crítico, porque hay una enorme lista de cosas que el nuevo Gobierno, sea quien sea, tendrá que hacer”, dijo.
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