Inversores y economistas se preguntan si las últimas medidas oficiales son ya señales explícitas de que el Gobierno decidió romper la relación con el Fondo Monetario Internacional, inmediatamente después de haber recibido los US$7.500 millones del último desembolso en agosto.
Las iniciativas, anunciadas por el ministro de Economía, Sergio Massa, alejan aún más las metas comprometidas con el FMI para fines de 2023, con una expansión del gasto público o una resignación de la recaudación, y “resetearon” las proyecciones que tenían escritas las consultoras privadas.
El secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein, dijo en entrevista telefónica con Bloomberg News que siguen comprometidos con el cumplimiento de las metas del FMI. “Cada baja de impuestos fue compensada con un aumento de otros impuestos”, afirmó.
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Pero en consultoras como Anker Latinoamérica y Fundación Capital estiman que el déficit primario a fin de diciembre será, al menos, del 3% del PBI, contra una meta del 1.9% trazada por el FMI. Los economistas corrigieron al alza estas estimaciones tras conocer los anuncios de estímulo fiscal.
Primer desvío: los bonos o “sumas fijas”
El Gobierno empezó a distanciarse de la meta del FMI cuando, solo unos días después de la devaluación, anunció un paquete de doce medidas expansivas, que incluyó bonos para empleados o jubilados, entre otras. El staff del Fondo alertó entonces en un informe que esto tendría un costo cercano al 0.4% del PBI y que podía “aumentar las presiones fiscales en el futuro”.
Segundo desvío: los subsidios energéticos
El Gobierno evitó hacer el ajuste en los precios de electricidad y transporte que había pedido el organismo, lo que significó un nuevo desafío al acuerdo. La decisión convalidará un aumento de los subsidios económicos de 0.2 punto porcentual del PBI desde agosto a diciembre, estimaron los economistas de Fundación Capital Carlos Pérez y Andrea Osorio en una entrevista telefónica con Bloomberg News.
Tercer desvío: la (des)acumulación de reservas
El banco central quedó más lejos de acumular las reservas netas necesarias para cumplir con la meta del FMI (US$ 3.577 millones en terreno positivo para fines de 2023). Hoy las reservas netas están en niveles negativos de US$ 4.603 millones, según cálculos de GMA Capital. Es decir, el gobierno deberá acumular US$ 8.000 millones antes de fin de año para cumplir con la meta.
Cuarto desvío: una generosa baja de impuestos
La medida más reciente, de reducir el impuesto a las ganancias para la mayoría de los trabajadores mediante un alza del “mínimo no imponible”, significará resignar otro 0.15% en la recaudación en lo que queda del 2023.
Quinto desvío: bajo tipo de cambio real
La decisión oficial de fijar un dólar de 350 pesos hasta las elecciones, en un contexto en el que la inflación viaja a un ritmo mensual de dos dígitos, deteriora el tipo de cambio real, fuerza al banco central a endurecer las restricciones cambiarias y conspira, también, contra la meta de acumulación de reservas.
Sexto desvío: tasas de interés negativas
El banco central tiene previsto mantener las tasas de interés de referencia en la reunión de este jueves en 118% anual, a pesar de que la inflación mensual se disparó al 12.4% en agosto, casi el doble que en julio. La tasa de política monetaria efectiva es del 9.7% mensual, según la consultora Anker Latinoamérica. No solo ya mostró en agosto ser negativa en términos reales, sino que lo es también frente a las expectativas de septiembre y octubre.
¿Cómo se pagará a fin de año?
La especulación de los analistas de que hay una ruptura en la relación con el FMI “tiene sentido”, según el director coordinador de Fundación Capital, Carlos Pérez. “No creo que el FMI esté conforme con las autoridades económicas con las últimas medidas”, dijo.
Tras el pago de octubre, el Gobierno deberá afrontar dos compromisos más con el FMI: US$ 700 millones en noviembre y US$ 917 millones en diciembre. El próximo desembolso de DEGs, que alcanzaría los US$ 3.300 millones, es por ahora una incógnita.
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